Es necesario y urgente establecer, con una normativa ultramoderna, que las imagenes publicadas en los medios de comunicación sobre detenciones y traslados de funcionarios y ex-funcionarios cuando son detenidos, gurden una medida acorde con la realidad judicial y no con el hambre de satisfacer el sentimiento político de quien se siente satisfecho tal acción. La tecnología se quedará para siempre con la humanidad. Esta reglamentación y otras, cuyas necesidades se irán presentando, deben tomar en cuenta que durante el resto de nuestras vidas, las de nuestros descendientes y del resto de las generaciones que nos sucederán en el devenir de todas las cuestiones de nuestra vida cotidiana, en nuestras familias, nuestros vínculos sociales, nuestras actividades educativas, nuestros trabajos rentados o por puro altruísmo y nuestra forma de relacionarnos con lo comercial, lo deportivo, lo lúdico, lo religioso, lo político y lo judicial estará invariablemente abierto a las posibilidades de grabar, transmitir o guardar imágenes fijas o en movimiento, planas o en tres dimendiones, con audios tanto cercanos como distantes.
¿Es bueno eso? No siempre. Cuando se trata de tener demasiados miembros de una sociedad que no comprenden otra voluntad más que la propia, lo lógico, lo mejor, lo más atinado, lo que va en línea con un decoro que puede arribar a resultados que beneficien a todos, es que cuando se produce una detención -especialmente de algún ex funcionario gubernamental encumbrado- no se haga el circo que se hizo con Amado Boudou. Primero, porque está mal que se expongan los semblantes de los detenidos, ya que a los fiscales les puede resultar útil esa imagen sin soportar la especulación de un abogado paracaidista que le espete lo contrario o lo entorpecedor al tener información previa.
El segundo motivo que indica la no recomendabilidad de hacer un show mediático con un detenido «vip-adversario», es porque aviva las divisiones (lo que hoy llaman, burramente, grieta) y como la mayoría de la sociedad es altamente vulnerable a la tentación de opinar rápido sin tener noción de tal cosa, es contradictorio en un gobierno llenarse la boca con que se está fomentando la unión de la sociedad y humillar a los adversarios políticos cuando van detenidos.
Ya el tercer por qué tiene que ver con nuestra reciente observación de que no podemos pedir demasiado a los dirigentes argentino, ya que son sólo unos argentinos, es decir, que se trata de realizar una acción equivalente a escupir al cielo, ya que no existe la más mínima duda de que -como se trata de la Argentina- el día en que vuelva a gobernar una facción política que nada tenga que ver con la ideología y el modelo que hoy avanzan, varios de los grandes responsables de esta administración van a enfrentar a la justicia, ya que está comprobado que los jueces federales argentinos, pueden llamar a un ex político a indagatoria no sólo por sospechas verdaderas de haber cometido algún delito, sino por maniobras, a través de la cuales, siempre puede haber algún pasadizo para mandar en cana a quien, a cualquier gobierno le parezca que podría significar, frente a la gilada, «un caso ejemplificador».
Sabemos que la norma, regla o premisa planteada -evitar la transmisión y publicación de imágenes en los traslados judiciales- es imposible, ya que muchos periodistas con cero decoro y ética, saldrían a cacarear que se trata de censura, mientras que si se abriera un debate de autorregulación, gritarían a los cuatro vientos que estamos incitando a la autocensura..
Nosotros, cumplimos con la imagen que, entendemos, hoy debe mostrarse.