El Planteo de Clarín es demasiado fresco (de «Fresco y batata), algo directamente poco asentado en la idea de comunicar responsablemente. Lo publicó hace 2 años y «consiguió», temporalmente, «hacer movilizar» a los manteros acalles que no son Florida. Es lo mismo. De hecho, volvieron luego de incontables peleas, incluyendo a la Polícía Metropolitana. Veamos la tendenciosa e inválida nota de relevamiento.
Clarín.
Según datos de la Cámara Argentina de Comercio, la venta callejera ilegal creció un 8,2 % durante el año 2010. En la Ciudad de Buenos Aires, uno de los centros de mayor conflicto es la calle Florida, en donde se relevaron 473 puestos en sólo ocho cuadras, y en donde se concentra el 22% del total de manteros de la Ciudad. Con respecto a las estaciones de trenes, en Retiro y Once se encontraron 140 manteros en cada una. Los productos que se ofrecen van desde ropa y calzado hasta anteojos de sol, relojes comidas y bebidas.
El Código de Contravenciones de la Ciudad prohíbe lucrar sin autorización en el espacio público pero tolera la venta ambulante de baratijas para “mera subsistencia”. Sin ser tratados por la Legislatura continúan los proyectos creados al respecto por Bruno Screnci, del Pro, y de Laura García Tuñón, de Proyecto Sur.
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Ya nos depositan en el cansancio los comentarios en programas radiales que se llenan la boca hablando de las ciudades del mundo en las que no se «sufren» a los manteros. El primer problema para generar una comparación seria es que en cualquier ciudad del mundo con comercios legalmente establecidos, todo, pero todo, es legal dentro de ese local mientras que las ilegalidades porteñas suelen repartirse entre los que venden en locales y los que lo hacen en la vereda.
Pero para dar un mirada equilibrada sobre lo que se ve complicado de resolver, aparentemente se vislumbra la posibilidad de establecer un espacio para que se pueda realizar la venta ambulante. Si se intenta una mudanza hacia un espacio de poca circulación de público, el conflicto tendrá nuevas cinchas para el tironeo.
Definitivamente, hay una única solución posible para todo lo que significa el comercio callejero: expropiar 1 ó 2 galería de importancia en la calle Florida e instalar una «ordenada» feria con artesanos y/o manteros de comercio común. Ello están en Florida, pero no frente a los comercios con los que compiten deslealmente, sino al lado. Digamos, posición frente al público, de igual a igual con los comercios; en la galería hay competencia interna… y una lógica: empadronamiento para saber quién puede estar allí.
Todo eso es, por un lado, mucho más barato que alquilar y pagar impuestos de manera standard y por el otro, liberar la calle para que en la competencia con los otros comercios de Florida (o de otra calle en la que se puede repetir el procedimiento) no se produzcan ventajas comparativas que perjudiquen al comerciante que debe asumir (y soportar) la carga de tener todo su negocio bajo la luz de la legalidad.