Los números crecen. Se imponen. La preocupante proyección que pesó hace tres meses en el AMBA, hoy es el fuerte temor que impera en las otras ciudades mayores de la Argentina. Córdoba, Rosario, Salta y Resistencia suben su curva y hoy la hacen subir a nivel nacional. Todos los días los informes de televisión presentan a trabajadores de la salud de los distritos que, se suponía, no serían tan vulnerables al posiblemente el cercano colapso del sistema. Sin embargo, sorprendentemente, muchas malas noticias avanzan cada día, mientras que los sanos, los ya contagiados y curados, los jóvenes que comprenden que no se van a contagiar, más un inconmensurable sector de irresponsables piden, a brazo partido y cacerolazos, el regreso a vaya a saber qué tipo de normalidad.
La curva que había que mesetar sigue creciendo. Apunta hacia arriba, se erige. Ya no son las autoridades las que pueden imponer autoridad. La sociedad Argentina, finalmente, encontró la oportunidad que muchos queríamos que no tuviera. El país está demostrando lo que es. El desmembramiento de una nación que llegó a estar muy alto, cuando no sabe lo que quiere, sin siquiera saber cómo hacerlo, cae y no deja de caer. Cae a los tumbos golpeándose contra lo que encuentra en medio de su caída, como un cuerpo arrojado desde alguna cima cuyo destino final no alcanza sin antes encontrar fuertes interrupciones en el precipicio.
En televisión se discute tibiamente lo que en política no se discute ni caliente ni fríamente. Estamos abandonados por nosotros mismos. La orfandad de energías comienza a ganarle al deseos impetuoso de recuperación que emana de los ciudadanos cuando arranca un gobierno. Muchos ya entienden que da lo mismo lo que opine, diga o haga el gobierno. Se terminan los tiempos. Urgen salidas. A diferencia de otros tiempos de crisis, en las que la urgencia pedía soluciones, hoy, sólo implora por salidas.
En una Argentina en la que le caen tantas cosas, crece la curva. No obstante, algunos infectólogo se entienden que ahora sí, estamos en el pico y que a partir de la segunda semana de octubre, claramente podría llegar a verse un decrecimiento del número de infectados en la ciudad de buenos aires y, probablemente, se obtenga una tendencia a la meseta de la curva de contagios en el resto del país entre diciembre y enero próximos.
Los cuadros que evidencian la situación: