• Diario 5 -Buenos Aires, viernes 13 de septiembre de 2024

La escarapelaDurante muchos años, una parte de la sociedad, quizás la menos pensante, liviana y chapada a la «jodita facilonga», casi constantemente y sin medir consecuencias (el «argentino merdio», digamos) utilizaba la expresión «el día de la Escarapela» como símbolo de la quimera del cumplimiento de una premisa. Era algo  paralelo al por entonces muy repetido «día del arquero».  Se solía decir: «esta empresa va a invertir en tecnología el día de la escarapela». Cuando se instituyó el «Día del Arquero» en homenaje a Amadeo Carrizo, la mayoría de estos pavotines hicieron la broma del lamento ante la imposibilidad de seguir utilizando esa expresión, dado el cambio de condición: el día del arquero había pasado a instituirse (es el 12 de junio). Pero la ignorancia y mediocridad casi generalizadas no les permitía comprender que el Día de la Escarapela existió desde que el país es país.

El 18 de mayo de 1810, poco antes de establecer la libertad del Río de la Plata del virreinato, hombres “de peso” en la sociedad, se reunían en ciertas casas porteñas para definir el plan para la revolución.

Napoleón ya dominaba España  por lo que nadie podía frenar la noticia de que ya España no tenía cómo  manejar esta tierra. Cisneros, desesperado, fomentaba, sin autoridad, a los habitantes de Buenos Aires la inconducente directriz de sostener la fidelidad al Rey Fernando VII.

Las reuniones se realizaron el 18 de mayo de 1810 en las residencias de Nicolás Rodríguez Peña y de Hipólito Vieytes, más las órdenes especiales a  quienes debían cuidar de lugares estratégicos de la ciudad (Almacenes de Ramos Generales, caballerizas, Manzana de las luces y escondites de aquella Buenos Aires) Nadie sabía si lo que se iba a intentar resultaría incruento o sanguinario. Ese 18 de mayo se decidió que el 22 habría Cabildo Abierto.

A partir de ahí, nada iba a detener la libertad de América (por lo menos por algún tiempo). Se conspiraba enérgicamente  contra el poder político del virrey y del Virreinato mismo.  Se puede asegurar que se trató del único complot para la desarticulación de un gobierno que, a través de la historia, la sociedad  argentina podría aceptar.

Los 18 de mayo se recuerda la gran confabulación de los criollos contra el gobierno colonial. Un plan que finalizó con gran éxito el 25 de mayo, una semana después.

La escarapela, dos años más tarde, pasó a tener su día, en recuerdo de la relojería política, que terminó derivando en el nacimiento de un país.

 

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