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Inseguridad en procesiones y policías al borde del abuso de autoridad

Pordiario5

Oct 29, 2017

Auto ingresando a Paraná y la multitud en la esquina de la iglesia de la Piedad
Auto ingresando a la calle Paraná y la multitud en la esquina de la iglesia de la Piedad, que no les permitirá el paso. Nadie se hizo cargo

La pregunta más rápida es: ¿para qué se convoca a los vecinos de la ciudad a conversar en las comisarías? La respuesta más rápida es: para que hablen de las formas de establecer mayor seguridad ante robos. La seguridad es mucho más abarcativa que tratar de evita robos o hacer justicia por ellos. Veamos un caso de inacción policial

Tal como venía sucediendo en os últimos años y fue anticipado por este medio hace exactamente seis días, en una nota que hablaba específicamente de este tema y a propósito de lo que este domingo sucedería, se dejó a la deriva el arranque de la reunión multitudinaria que -año a año- convocan la Misa y la Procesión en la Iglesia de La Piedad, Bartolomé Mitre y Paraná, en honor al Señor de los Milagros, una identificación del Cristo de Pachacamilla, en Perú.

Eran las 12.45 de este domingo 29 de octubre, cuando, a las personas que se encontraban en la Av Ribvadavia y Paraná, con puestos callejeros de comida, se les comenzaron a sumar personas provenientes desde todas las calles. En apenas cinco minutos, atravesar en automóvil esa esquina pasó a ser un ejercicio muy complicado. Los automovilistas que salían de la curva de Plaza Moreno, sea que vinieran desde Av de Mayo, desde Rivadavia angosta o desde Luis Sáenz Peña ingresaban a la calle Paraná sin tener idea de los que podrían encontrar 100 metros más adelante, hasta que sucedió lo que se estimaba, generaría conflictos de mayor tenor.

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Los bocinazos de los automovilistas no pueden solucionar la falta de previsión. A la autoridades no les interesa cuidar a la gente en la procesiones

A las 12.53, la gran cantidad de personas que rodeaba el templo se multiplicó con la que salía del interior de La Piedad, que ya se encontraba abarrotado, debido a que se trataba de la Misa previa a la salida del Anda del Señor de los Milagros, prevista para las 13.00. Ya era tarde. Unos siete automóviles quedaban atrapados detrás de la multitud. En la Esquina de Rivadavia, seguían apareciendo vehículos con intención de pasar hacia Paraná. Algunas personas alertaban a los conductores pero como no había personal policial ni de tránsito del GCBA para ordenar la circulación, los automovilistas -tercos- pasaban igual.

Y llagó el momento genial: quien esto escribe, que estaba en ese lugar y a esa hora, vio un patrullero a unos 60 metros de esta conflictiva esquina. Le pregunté a los policías que se habían bajado de un patrullero y que -por lo que dijeron luego- estaban allí «por un incidente» si podían dar aviso a alguna autoridad para que envíen a alguien a ordenar el tránsito. El policía, de pésimos modales, me hizo una de las preguntas más equivocadas que puede formular un uniformado armado desde diciembre de 1983: «¿usted quién es?» Como  a mal puerto fue por leña, le respondí que era un ciudadano con derecho de encontrarme con la policía al paso e indicarle dónde se encuentra una anomalía visible. Desconocedor de algunas de sus límitaciones como funcionario, no tuvo mejor pregunta que hacerme que: ¿Usted sabe con quien estaba hablando? Mi respuesta, que estaba hablando con un policía que estaba atestiguando, en ese momento, conmigo, que era necesario ordenar el tránsito.

Aquí, la mayor muestra de desidia: este señor adujo pertenecer a la Comisaría 6ta y que la esquina en cuestión es jurisdicción de la Comisaría 3ra, por lo que no le correspondía resolver el el tema. El cronista les marcó que ahora son personal policia de la Ciudad de Buenos Aires y que un problema de tránsito debe ser resuelto por el Gobierno de la Ciudad. Su última respuesta fue «Y bueno… llame al Gobierno de la Ciudad», con un remate desopilante: «Esto lo organizó el ‘Clero’… nosotros no tenemos nada que ver». Chim Pum. En ese mismo momento, dos vehículos se sumaban al embotellamiento de la calle Paraná. Los dos agentes se subieron a su patrullero y se fueron por Rivadavia.

Lo dijimos. Lo dijimos. Lo dijimos. Es que se ningunean las procesiones. Y encima, si se trata de que convocan a comunidades extranjeras, más aún. Y el problema de que unos autos queden atrapados entre la gente es menor, sobre todo si se encontraron con personas de buena voluntad que les advirtió que no pasara y lo hicieron igual. Digamos, por ellos, no hay cuidado, Que se jodan. El problema es que cuando no hay policía que ni personal de tránsito para generar un ordenamiento lógico en la circulación de los participantes a las Procesiones, hay riesgos para peatones. Y ese podría ser un riesgo político para cualquiera que se distraiga.

El origen peruano de la imagen del también llamado Cristo de las Maravillas, Cristo Moreno o Señor de los Temblores o Cristo Morado, es lo que genera una afluencia inmensa de inmigrantes peruanos. La historia se remonta al año 1655 cuando un terremoto que destruyó la casi totalidad de las ciudades de Lima y El Callao, dejó en pie una pared del templo en la que se encontraba la pintura con la imagen alusiva. Por entonces, Lima era la riquísima y pujante capital del Virreinato del Perú, al que la Ciudad de Buenos Aires -y casi todo el territorio de lo que hoy es la Argentina- pertenecían.

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