Informe de la Comisión Kahn sobre el año 2000 (realizado hace 39 años)
Un gran conflicto entre las masas y las élites fue anticipado en 1967 por un grupo de notables
Por Roberto C. Neira*
«Es seguro y cierto que las medidas tomadas en el presente condicionan el mañana. Sólo el problema reside en que la elección del futuro puede ser involuntaria, indeseable e imprevisible».
Cuando Hermann Kahn escribió esta frase se situó como pensador planetario. A la revolución, única solución que podía cambiar el mundo en la sexta década del siglo XX, Kahn la sustituyó por el control de la evolución. Por el antimarxismo positivo, en lugar del anticomunismo negativo.
El manifiesto de Kahn («Toward the Year 2000″: a Framework for Speculation»), que a los 15 años era matemático, a los 20 físico y a los 25, especialista en problemas militares, apasionó a América y conmovió a Europa. Sus amigos, lo consideraban un genio como no había existido desde el Renacimiento. Mientras que sus enemigos lo tildaban de «diccionario disfrazado de investigador».
>No obstante, el filósofo renunció a sus sucesivas especialidades para dedicarse al único tema que le interesaba: el futuro.
Vale la pena recordar que por aquellos tiempos los Estados Unidos sentían una gran pasión por el año 2000: organismos privados y públicos consagraron grandes sumas de dinero para desentrañar los misterios que traería aparejado el nuevo milenio. Era una suerte de «match» para saber quién prevería más correctamente el futuro.
Dos estudios realizados por la General Electric y la Universidad de Carbondale, arrojaron datos significativos. Pero Hermann Kahn, que estaba muy lejos de competir en esta carrera dislocada, cambió las reglas de juego. Y predijo que no había futuro: «Sólo gérmenes presentes, inmediatos, contemporáneos», que conformaban su teoría sobre los «futuros alternados».
La idea, no era nueva. En el siglo XIX el filósofo francés Renouvier llamaba «ucronías» a los diversos mundos posibles previsibles. Los autores de ciencia-ficción hicieron uso abundante de este tema.
>Para dar un ejemplo concreto sobre esta idea de Kahn que aunque extravagante no podía dejar de ser genial, en una novela aparecida en 1934, «Perpendicularmente al tiempo», Murray Leister imaginó que, fuera de toda decisión histórica importante, la hora del Tiempo fluye de manera que forma dos o tres o incluso más «orillas» diferentes:
1) Napoleón pudo haber ganado en Waterloo;
2) La batalla pudo haber sido sólo una escaramuza;
3) No hubo tal batalla.
Nosotros vivimos en el mundo en que Napoleón perdió en Waterloo.
En 1961, Kahn fundó el Hudson Institute, este organismo adquirió rápidamente un prestigio tal que, cuando la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias -la más alta instancia- decidió crear una Comisión del Año 2000, se dirigió a Kahn y a su instituto.Esa comisión fue integrada por los más prestigiosos especialistas mundiales.
Podemos citar a Daniel Bell, presidente, físico y consejero del Pentágono; Zbigniew Bryezinski, teórico político, especialista Nº 1 del comunismo en los Estados Unidos; Theodorius Dobskansky, genetista; Wassili W. Leontref, especialista de economía matemática; John R. Pierre, autoridad en telecomunicaciones, inventor de Telstar; Roger Revelle, experto en cuestiones demográficas; David Riesman, uno de los más grandes psicólogos mundiales desde la muerte de Jung; Christopher Wright, matemático, consejero especial del Pentágono.Hermann Kahn y su equipo trabajaron sobre lo que se denominó: «escenarios». El término se refería a un sistema puesto en práctica por Kahn cuando trabajaba para el departamento de Defensa del gobierno norteamericano.
>Un «escenario» kahniano era una «descripción ficticia de lo que hubiera podido pasar y de lo que podría pasar».La Comisión del Año 2000 preparó por lo tanto unos 400 escenarios para los treinta y tres años que se avecinaban. Por lo tanto, las facetas científicas del proyecto eran indiscutibles.Las siguientes son las conclusiones más importantes que el grupo de expertos volcó en el informe final.
En el año 2000…
1. No habrá contacto con otros mundos, paralelos o temporales.
2. No habrá una guerra general ni una masacre atómica.
3. 9 de cada 10 personas, tendrán una renta superior a la de 1967.
4. La mayoría de los países del mundo serán de una pobreza estremecedora.
5. Un cierto número de países que agrupan el 20% de la población mundial, habrán alcanzado una entrada media individual de 5.000 dólares al año.
6. Los precios bajarán gracias a la automatización y a los perfeccionamientos técnicos.
7. Aparecerán las economías llamadas post industriales, es decir las economías de la civilización del ocio. Esto tendrá lugar en los EE.UU., Japón, Canadá, en los países escandinavos, en Suiza, en Francia, en Alemania Occidental y en el Bénelux, que reunirán en total unos 665 millones de habitantes.
8. Otros países encontrarán la posibilidad de acceder a la civilización post industrial. Son: Reino Unido, la Unión Soviética, Italia, Austria, Alemania del Este, Checoeslovaquia, Israel, Australia y Nueva Zelanda (con un total de 540 millones de habitantes). Serán éstas las potencias que en el futuro dominarán el mundo.
9. No habrá un conflicto con el resto de los países, si se considera por eso un conflicto armado o una guerra tricontinental.
10. La desigualdad subsistirá: un mecánico, en Colombia, ganará 10 dólares por día, en el año 2000 y el mismo obrero en EE.UU. ganará 150. Pero incluso después de haber abonado al fisco, le quedará a este último a fin de mes, una suma suficiente para llevar una vida de rico: dos automóviles, un lavarropas, una heladera y un televisor.
11. Los gastos de transportes, terrestres, marítimos y aéreos, no serán más que el 50% de lo que eran en 1967.
12. La bomba atómica, fácil de producir y a buen precio, será utilizada sobre todo para guerras civiles, ya sea a título de amenaza, ya sea haciendo saltar, efectivamente, los abastecimientos. Ese fenómeno podría producirse en la India, en Egipto, en Alemania Occidental (con la intervención de los ex nazis), en Indonesia, en Canadá (con los separatistas francófilos), en Argentina y en Brasil.
13. Los hombres ricos y felices de los países post industriales del año 2000 verán, sobre la pantalla de su televisor en colores, ya no imágenes de vacaciones paradisíacas, sino más bien, por ejemplo, luchas raciales en los EE.UU. con la utilización de pequeñas bombas atómicas, utilizadas como cóctel molotov.
14. En Asia, se encontrará un jefe inspirado que pone en marcha una estrategia política y revolucionaria que compensa -y sobrepasa- la superioridad tecnológica de los Soviets-Estadounidenses.
15. Es probable que una vez que se establezca la supremacía de los países desarrollados, ésta dure. El tercer milenio desembocaría entonces en un gobierno mundial.
16. Los Estados Unidos tienen tales problemas interiores y exteriores que aíslan al continente norteamericano del resto del mundo y aplastan, tanto en el norte como en el sur, cualquier tipo de rebelión.
17. Dos potencias dominan el mundo, una Europa fuerte, con gobiernos neoconservadores en Francia y en Alemania Unida, y un Japón extremadamente poderoso, con un presupuesto nacional de 200.000 millones de dólares en 1975 y dos milliardos (billones) en el año 2000. Se trata entonces de un mundo con distintos polos, con cuatro grandes potencias, dos en expansión, Europa y Japón, y dos en decadencia, Estados Unidos y la Unión Soviética.
18. China amenazada por la expansión japonesa buscará reconciliarse, ya sea con Rusia, creando de este modo un mundo 8 bis, ya sea con Europa, creando un mundo 8 tris.
19. El petróleo y el átomo provocarán el cierre de las minas de carbón.
20. Los conflictos van a tener lugar a nivel de las élites. Las guerras serán invisibles y sutiles. Para conquistar un país al finalizar el siglo, será necesario primero detectar los diez hombres más inteligentes y convencerlos. Cada uno de ellos va a convencer a otros diez y así sucesivamente. El conjunto de la población, pensaban los expertos, en el año 2000 no desempeñará ningún papel en este género de conflictos. El sistema político será por lo tanto una criptocracia. Pero las masas, al verse eliminadas de la política, reaccionarán mediante la creación de movimientos antisociales, de los que los hippies de nuestro tiempo no constituyen más que un débil ejemplo.
21. Surgirán nuevas religiones en gran número, ya sea para glorificar al hombre, ya sea para satisfacer su masoquismo.
22. Entre los medios de protesta, sobresalen las drogas, las religiones nuevas, los crímenes, las enfermedades mentales. E inversamente la sociedad tendrá que defenderse mediante una vigilancia aumentada, llegando incluso hasta el control constante de cada individuo.
23. La humanidad no subsistirá más que si las naciones no desaparecen. Una autoridad internacional estará capacitada para impedir una masacre general. Esta organización podría presentarse así: un consejo de seguridad que representa a todos los ejércitos y está encargado de impedir los conflictos; un consejo económico que representa a los países ricos; un consejo social de inter ayuda que representa a los países pobres; un forum que representa a las minorías y a ciertos individuos particularmente importantes; una academia mundial que representa a las técnicas, las ciencias, las artes y las letras, especie de consejo de sabios que actuaría como moderador.
Para los expertos de la Comisión del Año 2000, todos los mundos, cualesquiera sean sus aspectos pólíticos o ideológicos, tendrán que ser mundos muy diferentes a los que se conocían y a todo lo visto hasta ese momento.
Recordemos que el informe de la comisión y que resumí en este comentario fue presentado en 1967, hace 37 años exactamente. Diga la verdad… al leerlo ¿no siente escalofríos?
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(*) Roberto C. Neira es docente, escritor y periodista. Fue editor de los Suplementos «Turismo» y «El Cronista Exportador» en El Cronista (Comercial); colaboró en la edición de suplementos de «Diarios Bonaerenses» y en diversas publicaciones especializadas; tuvo a su cargo la producción periodística de «Diario 5» (FM 103.5 PREMIUM) y colabora actualmente con numerosas publicaciones nacionales y extranjeras.
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