• Diario 5 -Buenos Aires, martes 14 de enero de 2025

Iluminación porteña

Pordiario5

Jun 1, 2016

20130821_184720“Luz, luz, más luz, que la luz vende” decía el gallego Jesús García Mouriño, dueño de una de las más concurridas pizzerías en el Barrio de Montserrat, al sur del macrocentro… Hacia la misma década, en el hermoso pueblo ferroviario del norte santafecino, San Cristóbal, las reuniones nocturnas de los sábados de verano en la plaza frente a la iglesia, que se producían siempre en derredor de los bancos del área central del cuadrilátero, pasaron a migrar hacia uno de los extremos de la misma plaza, incluso corriendo los bancos de lugar, porque exactamente en esa punta la Municipalidad había instalado una lámpara de mucho mayor poder que las otras. Quiere decir que, naturalmente, la gente fue hacia la luz.

El sistema de iluminación de calles de la Ciudad de Buenos Aires ha cambiado de los últimos diez años. Las antiguas lámparas blancas que entregaban gran luminosidad a las calles porteñas, fueron reemplazadas por las luminarias de tonalidad amarilla llamadas “rompeniebla” en la jerga de vialidad, tanto en el orden nacional como las provincias argentinas, por ser las que se han reglamentado para iluminar la cinta asfáltica especialmente en rutas y autopistas.

Pero la verdad es que algunos barrios y muy especialmente sus calles con árboles, no consiguen acostumbrarse a este sistema que marca claramente una merma en el poder lumínico hacia las veredas, aportándoles apenas un lúgubre resplandor que hace perder, entre lo menos, realce a la arquitectura y delineados generales de muchos barrios y sobre todo, el aspecto “sensacional” de tener buenas luces.

¿Por qué, sensacional? Aquí nos encontramos con el verdadero significado de lo que alguna vez algún ministro llamó “sensación de inseguridad”: esto es exactamente. Eso es lo que genera la falta de iluminación. Es imposible tener certezas acerca de lo segura o no que puede ser una calle, ni quién se le puede aparecer en cualquiera de ellas y a cualquier hora, pero en la medida de lo posible, a todos nos gusta circular en la noche con una calle bien iluminada.

Quizás nos encontremos con quien opine que los cambios producidos en el tipo de lámparas asignadas para iluminar la Ciudad de Buenos Aires obedecían al necesario ahorro de energía derivado de las crisis de ese sector, claramente manifestadas en los últimos años. Sí, se entiende que no estamos exigiendo neones y xenones de alto consumo dignos de Las Vegas pero estamos pidiendo que se personalice equilibradamente el uso de luminarias de mayor y menor potencia según las necesidades de las calles. Por ejemplo, las arboladas son arterias que deberían contar con una iluminación mayor, mientras que con las calles provistas de comercios con mucha luz propia, obtendremos un buen efecto utilizando las rompeniebla.

Seguimos permanentemente el tema. Vale mucho tu participación. Deja tu comentario si considerás que en las calles de zonas que antes tenían una iluminación mayor, ahora se ha reducido y , ya que no podemos subirnos al tren de excesivo gasto de energía, en qué sector de Buenos Aires creés que vale la pena apagar algún interruptor.

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