Seguimos revisando elementos salientes de la cultura japonesa, en el día en que estamos invitados a vivir una jornada con sus danzas, vestimentas, canciones y su gastronomía, en la esquina de las Avenidas San Juan y Jujuy.
Sintoismo o Shintoismo es la religión nativa más importante del Japón.
Significa la adoración de Kami, es decir, «divinidad», «espíritus naturales» o simplemente presencias espirituales. Algunos kami son «locales» y se los puede considerar como los espíritus guardianes de un lugar en particular. Otros pueden representar un objeto específico o un evento natural, como Amaterasu, la diosa del Sol. El Dios de las religiones monoteístas occidentales en japonés se traduce como kami-sama (神 様). A veces, incluso personas ilustres, héroes y ancestros se convierten en el objeto de la veneración posterior a la muerte y son deificados y contados entre los kami.
La palabra Shinto se originó en el siglo VI, cuando se hizo necesario distinguir la religión nativa del Japón de la -entonces- recientemente importada budista, por confusiones lingüísticas de la época.
Shinto se forma por la unión de dos kanji (caracteres): el primero es 神, la espinilla, que significa «espíritu- deidad». El segundo tiene su esencia en el Tao chino. S escribe con el kanji 道 y significa «camino». Por lo tanto, Shinto literalmente significa «camino de lo divino».
Como alternativa al sintoísmo, la expresión puramente japonesa, con el mismo significado, para indicar el sintoísmo es Kami.
En la segunda mitad del siglo XIX, en la llamada Restauración Meiji, se puso en marcha el Shinto de Estado (国家 神道 Kokka Shintō). Operó como herramienta de control social de la clase dominante japonesa, y se colocó en el centro de la figura del emperador y de la diosa Amaterasu, progenitora de la familia imperial. El sintoísmo estatal fue desmantelado al final de la Segunda Guerra Mundial, con la ocupación de Japón. Algunas prácticas y enseñanzas Shinto que durante la guerra se consideraron de gran importancia ya no se enseñan ni se practican, mientras que otras siguen siendo populares como prácticas cotidianas, pero no conllevan ninguna connotación religiosa, como el Omikuji, que es una forma de adivinación.