
Es la primera vez en la historia de las aperturas de sesiones ordinarias del Congreso Nacional que se conoce por anticipado algo que, a su vez, tampoco tiene precedentes: la bancada oficialista está dispuesta a presentar un escenario tacaño en reconocimientos a su propio Presidente. En este momento ya se está discutiendo si los legisladores que responden -supuestamente- a los dos Fernández aplaudieron mucho o poco durante el discurso.
Entre la natural respuesta que tenía previsto dar la oposición más la actitud de los propios diputados y senadores de la alianza de gobierno, el congreso se transformó en un castillo de hielo.