Atacan directamente al pueblo que firmó un petitorio para expulsarlo, anticipando que bloquearán la llegada de un médico allí.
AMRA salió a defender al médico, al que quieren echar del pueblo de miserables llamado Cañada del Ucle –a 10 kilómetros de Firmat– por tener coronavirus. La decisión del sindicato, del que el propio Palau es afiliado, es pedir que en esa localidad no haya más médicos.
La declaración la realizó Sandra Maiorana, miembro de AMRA. La apuesta de los 300 habitantes del pueblo que pidieron que su único médico no atienda más en «Cucle», fue subida por Maiorana, quien, con las venas del cuello hinchadas casi al punto de reventar remarcó: “Vamos a hacer un pedido especial como gremio para que en ese poblado no vaya más ningún médico. Que no tengan medico, no lo merecen.
Es extraordinariamente peligroso. Si bien el pedido de la sindicalista se enrola en una acción ilegal, deja como un cierto sabor a «justicia». La conclusión es que en la Argentina hay pruebas de que el día que estalle la guerra civil, no habrá derechas e izquierdas como en la España de 1936, sino que se terminarán implementando grupúsculos que se unan en pensamientos vengativos contra los que previamente se mandaron alguna cagada importante.
Sigue Maiorana: “Hoy somos las brujas de la inquisición”,
Justamente hoy habrá aplausos de las 21 en apoyo a los médicos y enfermeros, la primera línea de combate (y contagio) frente al coronavirus, que recibían este reconocimiento durante los meses de marzo abril y mayo, para luego mostrar el típico hastío y aburrimiento argentino, cuya mayría de la población no consigue tomarse en serio ninguna actitud como sociedad que necesita progresar.
Palou fue el único médico de Cañada del Ucle, que no se pudo tomar vacaciones ni incluso descansar los fines de semana justamente para atender a quienes hoy buscan que se vaya, entre ellos el mismísimo jefe comunal Orlando Pruzzo», dijo Maiorana a una radio rosarina. Su remate define el deseo de castigar al pueblo cabrón: “Que hagan unos kilómetros y vayan a Firmat”.
No es divertido. Es gravísimo. Pero ya hay medios que se dedican a deleitarse con la polémica entre un pueblo nazi y una asociación gremial con métodos violentos.