Políticos, empresarios, dirigentes sociales, jueces y comunicadores participaron de una ostentosa carta abierta al Papa Francisco
Figurettis de la vida pública argentina se juntaron para hacerle ver al país y al mundo cuán satisfechos se sienten de ver que el Cardenal Bergoglio cumple 8 años desde el día en que fue ungido como máxima autoridad del catolicismo, en la Capilla Sixtina del Vaticano, por otros 115 representantes de la Iglesia, tras la inhabitual -y aún tras misteriosos mantos- renuncia de Benedicto XVI, en 2013.
La carta no está ni bien ni mal. Se han visto misivas mejor redactadas, más sentidas y munidas de mejor energía, enviadas anónimamente al actual y a los anteriores Pontífices, con el mismo sentido de reconocimiento a la labor del Jefe de la Iglesia y de mancomunión espiritual para alcanzar metas de mayor armonía y justicia en las naciones.
He aquí la gran pieza literaria, que integrará los libros de historia:
Argentina, 13 de marzo de 2021
Querido Papa Francisco:
En este octavo aniversario de tu pontificado, nosotros, argentinos y argentinas de distintos ámbitos de la vida pública, de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas, queremos manifestar nuestra admiración y cercanía por tu obra a favor de la Humanidad, en particular de los excluidos, y tu firme defensa de la Tierra frente a la devastación que sufre.
Queremos que sepas que los argentinos y las argentinas te valoramos mucho. Valoramos enormemente tu tenaz trabajo por la paz y la justicia en todo el mundo. Valoramos tu voz potente y profética que denuncia la cultura del descarte y los graves problemas de nuestras actuales formas de vida. Nos unimos a tu clamor por tierra, techo, trabajo y desarrollo humano integral.
Aunque deseamos y ansiamos tu visita, aceptamos la espera y confiamos en vos.
Gracias por lo que has hecho y hacés.
Los que tenemos fe, rezamos por vos y los que no, te acompañamos con cariño y confianza.
Y firma una parva de caretones a los que la mayoría del pueblo argentino no les cree ni cómo dicen que se llaman y cuyos nombres no promovemos por dignidad comunicacional. Se los puede encontrar por ahí. Efectivamente, son personajes de todas las extracciones. Hasta parecería que con la cartita se sintiesen épicos y dispuestos a superan la adolescente división en banderías de todos los aspectos de la vida del país. Si la aclaración apenas guarda sutileza, es porque la mayoría de los firmantes demostró ser gente activa en el deporte de enorgullecerse de pertenecer a alguno de los dos bandos ideológicos que destruyen la Argentina día a día, que atacan con frecuencia a los que piensan diferente, casi siempre los que se encuentra del otro lado de la línea estúpidamente llamada «grieta», sin entender lo que le atribuyen a su adversario en la paupérrima contienda que sostienen, ellos lo cargan con creces.
De todos modos, si diéramos por valiosa la participación en la presumida cartita, se conoció ayer que los organizadores no permitieron participar con firma a más de treinta personalidades de la vida pública del país. Cada uno de los frustrados quedó afuera por diferentes motivos.
Con el mensaje al Papa quedó instituida una nueva forma de discriminación, súper típica de las administraciones gubernamentales que van desde 2007 en adelante y sin excepción: el ninguneo.