Aplicable, por su contenido y con grandes posibilidades, en la Ciudad de Buenos Aires, encontramos que en México existe en el campo universitario, un libro para consulta docente destinado a orientar sobre muchos aspectos referidos a la integración. Se llama “MANUAL PARA LA INTEGRACIÓN DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR” y está recopilado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.
El Manual remarca que “en el ámbito educativo, el tema de la inclusión de las personas con discapacidad reviste especial importancia para hacer realidad la integración social de cualquier país”. En la Argentina vivimos aún en una etapa inicial de integración, ya que todavía estamos peleando, por ejemplo, por rampas.
El Manual Universitario mexicano para la integración coincide con nuestra idea y lo dice de otro modo: “Los cambios físicos realizados en nuestras instalaciones son importantes pero serán de mayor trascendencia los cambios de actitud de los miembros de la comunidad educativa para que apoyen, con responsabilidad y compromiso, a quienes buscan la superación para ser mejores ciudadanos.”
Instalaciones, cuestiones físicas, tecnología de ayuda, aparatos, hardware de apoyo para el confort de las personas con discapacidad son aspectos que deben ser una consecuencia de nuestra conciencia. Una sociedad que tiende a integrar, debe primero estar convencida de que desea integrar
El segundo punto que brilla en la presentación del libro universitario es la certeza del sentido común que lo rodea: El responsable de la Oficina de Representación para la Promoción e Integración Social para Personas con Discapacidad del Gobierno de México, Ing. Victor Flores lo dice sin miedos: “Al tratarse de un manual, producto de las experiencias de muchas personas, con y sin discapacidad, nos permite ver la inclusión educativa a nivel superior, más como un reto que como un serio problema”.
Esto quiere decir que los profesores futuros sólo necesitarán leerlo para saber exactamente cómo actuar, ya que las experiencias más aleccionadoras, están registradas, por lo tanto, no hay de qué preocuparse, sino de ocuparse.
Finalmente, el epígrafe. Esa frase que suele aparecer casi siempre a modo de complemento del título, casi siempre en página 5 junto a la dedicatoria. Ese epígrafe hace referencia a una frase que el libro considera pronunciada por un nativo americano desconocido, Dice: “…Alguien hizo un círculo para dejarme fuera, yo hice uno más grande para incluirlos a todos…”. Nos sentimos parte de esa idea.