Cuando la obra del nuevo viaducto que elevará el tren del Ferrocarril San Martín entre las estaciones Palermo y Chacarita y la Av. Juan B. Justo, que se elevaba por sobre la Av. Córdoba quede al mismo nivel que el resto de las calles de Buenos Aires, volverá a existir la esquina de Córdoba y Juan B. Justo. Eso ocurrirá en 2019.
La esquina será un espacio físico visible, tangible y urbanamente real. Como no lo fue desde la construcción del Puente de la Reconquista, en 1969, aunque sí como lo fue en tiempos en que ese sector de Palermo crecía a pasos agigantados entre las industrias algodonera y textil, el vino con fraccionamiento local y los galpones y comercios de materiales de para la construcción, que iban directamente a las propiedades que conformaron el legendario Palermo Viejo.
La esquina original de las Avenidas Juan B Justo y Córdoba tenía un movimiento tan frenético como muchos otros cruces importantes de la Ciudad. En 1936, cuando el Arroyo Maldonado terminó de entubarse, se trazó sobre su cauce una novedosa arteria de circulación que atravesaba la Ciudad desde Liniers hasta el Río de la Plata, pasando a unir la ciudad dividida y a anular los puentes que cruzaban, como el Puente Pacífico, que hacía cruzar el riacho en la Av Santa Fé y algunos otros puentes -en su mayoría, de madera- que cruzaban el Maldonado. Juan B Justo, la Avenida , se transformó en tal
Córboba y Juan B Justo era una esquina tan activa como Juan B Justo y Corrientes, aunque las vías del tren estaban más cerca de la bocacalle que en la intersección que se encuentra a pasos de la estación Chacarita, por lo que los trenes pasaban mucho más velozmente al cruzar el paso a nivel de la Av. Córdoba.
La Av Córdoba era de doble mano y los grandes camiones que salían de los depósitos pertenecientes a las bodegas y las empresas textiles cierculaban de lunes a viernes desde muy temprano hasta el atardecer, generando un universo de oportunidades para el comercio y para los buescadores de trabajo, cuyas fuentes parecían inagotables.
Vuelve la equina de Córdoba y Juan B. Justo. Quién lo hubiera dicho en 1969 cuando se construyó el puente que las puso una por debajo de la otra. Desde el tren se la podrá ver, al paso.