El «Buenos Aires Celebra…» tiene, para el vecino porteño que se acerca a la Avenida de Mayo cada vez que se realiza una edición la posibilidad de «ir al detalle» tanto en el aspecto de conocer la vida cultural de un pueblo, un país o una comunidad regional, degustar o comer la prácticamente totalidad de sus platos típicos, ya que todos los puestos armados en kioscos y gacebos se dedican al expendio de lo más posible en cuanto a «variedad interna» y es posible encontrarse también con más de un cuerpo de baile, más de un estilo musical por pueblo y representaciones una mayor cantidad de «patrias chicas».
Realmente en esto va el gusto de cada uno. A diferencia del efecto que generan los BAC, cuando en la ciudad se conmemora el Día del Inmigrante se organiza el Festival de las Colectividades y la estructura, el clima y el estilo de celebración cambia totalmente: como se trata de intercambio, competencia, suma de colores, de sabores, de idiomas y culturas, los asistentes encuentran en esta fiesta la amalgama perfecta para -en el caso de los mayores- evocar a familias propias y conocidas o recordar viajes a países, y por parte de los más jóvenes conocer platos, danzas, historias y hasta ha sucedido que en el entrecruzamiento de delegaciones se erigiera más un mirador para los amores nacientes.
A pesar de la distancia con la fecha correspondiente (4 de septiembre) el encuentro de mañana para festejar el Día del Inmigrante coincide con una jornada real de primavera, bajo el sol porteño, en Plaza Quiroga, junto al Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, con un marco ideal para el despliegue de tanta indumentaria típica de tantos países de origen de millones de personas que, desde el Siglo XIX poblaron la tierra argentina en toda su extensión y dejaron su impronta para forjar un tipo de ciudadano heredero de los esfuerzos de esa gente, de sus sueños y de la aceptación que esta tierra les brindó para que pudieran plasmar sus logros. Ese modelo de ciudadano es el que se hace menester intentar recuperar durante la tercera década del S XIX si no queremos que se pierda definitivamente la esencia de lo que durante mucho tiempo hemos llamado con orgullo el «ser argentino», según nuestra mejor mirada, la persona solidaria, pacífica, atenta a aportar mejoras para la sociedad, limpia y prolija en áreas rurales y urbanas, simpática, bien dispuesta, inteligente y trabajadora. Po ahora, vamos a fiesta en los bosque de Palermo. Hoy, Festival de la Colectividades