Tras seis meses de ausencia, la pluma clara y filosa de Marcelo Zanotti vuelve a invitarnos a ordenar nuestros pensamientos como ciudadanos. Un plato clsico de la cocina de Diario 5: el desdén con que es tratada la sociedad -la porción de recursos menores- a través de las múltiples falencias que se evidencian en el transporte público.
En cualquier avenida en la que circulan entre 10 y 30 líneas de colectivos seguimos observando muchos errores de distribución de las paradas sin que los servicios que van a destinos similares o cercanos se ubiquen uno cercano al otro.
De esta manera, un pasajero que se encuentra en la parada de uno que lo dejará bien, cuando ve venir una unidad de otra línea que podría resultarle útil, no tenga que salir corriendo.
Todo esto, debido a que los choferes -en su gran mayoría- no son solidarios con quienes no se hallan exactamente en la parada de su línea. en el momento exacto. Estos muchachos, al no haber nadie en la parada y y al no tener pasajeros que bajen ahí, deciden seguir de largo, aunque estén viendo claramente que hay una persona haciendo un esfuerzo para llegar. Hablamos de un esfuerzo realizado para la perversa satisfacción del mismísimo canallesco chófer que, babeado de su asqueroso y miserable poder, deja indiscriminadamente sin viajar a ancianos, trabajadores o señoras cargadas bolsas pesadas.
Diario 5 está en condiciones de adelantar que una importante organización de estadísticas está preparando una base de datos que escracharía a estos insensibles que ya han recibido fuertes maldiciones por parte de una gran porción de la población, incluyendo pulsiones de muerte trágica.
Teniendo en cuenta la necesidad de agrupar líneas con destinos similares y mejorar la experiencia de los pasajeros y el descontento hacia los choferes que no son solidarios con los usuarios en estas circunstancias, lo único sano que podría hacerse es que el GCBA establezca una convocatoria formal y permanente a sugerencias para los transportes públicos. Deberá ser transparentemente organizada y operativa como para que llegue también a los legisladores porteños y los active – sin distinción partidos políticos- para hallar una solución. Pero se hace invariablemente necesaria la participación de la ciudadanía en este tema, ya que todos sabemos lo difícil que resultaría alcanzarla sólo de la mano de lo detentores de cargos públicos, por tratarse de que absolutamente ninguno de los involucrados en el armado de leyes y reglamentos viaja en transporte público de manera permanente.
No hace falta apelar a la Inteligencia Artificial para analizar las líneas de colectivo que tienen trayectos coincidentes o que pasan por puntos estratégicos similares. Es cuestión de observar u poco y probar con espíritu de corrección si se produjera algún error y no dar el plan por terminado con el criterio de un estudiante secundario chapado a la ley del menor esfuerzo que dice. «Ya lo hice», sin importarle si lo realizado tiene utilidad o resultó peor el remedio que la enfermedad.
Así , se conseguiría que las líneas con un mismo destino se agrupen en una misma parada o en paradas contiguas, cambiando la estúpida distribución que hay, por ejemplo, en la Av. Entre Ríos y Carlos Calvo para las líneas 6 y 50, que harán recorrido idéntico y se encuentran una a 40 metros de la otra.
Otra distribución burlesca de paradas se encuentra en Retiro con las tres líneas que, desde allí, van hacia el Aeroparque: la 8, la 33 y la 45. Pues bien, la 33 y la 45 se encuentran juntas (¿acaso quieren una ovación por esto?). Pero si, de golpe, un coche de la línea 8 aparece de golpe, esta línea tiene su parada en la cuadra siguiente, a 90 metros de la de los otros servicios que se dirigen al mismo lugar. Una verdadera burrada de diseño. Más aún considerando que en ese lugar, la Av Ramos Mejía, una curva previa a la parada no permite divisar el acercamiento de ningún colectivo a suficiente distancia como para movilizarse con tiempo hacia la otra parada. Sí puede lograrse corriendo a toda velocidad, cosa que confirma que las normas de la Ciudad, en muchos casos,. son cómplices de la humillación a la que una buena parte de los Hijos de UTA someten a los pasajeros en la capital argentina.
¿Tan difícil es?
Segmentación por zonas, dividiendo la avenida en tramos con paradas con líneas compatibles y señalizaciones claras.
El diseño de paradas funcionales, con espacios amplios (ya sabemos que el gobierno no quiere que muchas líneas paren en un mismo punto pero a veces es necesario).
Todo bien señalizado.
Que cada grupo de líneas de destino similar tenga un área de espera común. Hay que reducir el esfuerzo de los pasajeros por identificar rápidamente la parada correcta.
Pero en el universo político no hay quien lo entienda.
Algo que le interesa a las autoridades es incluir carteles informativos sobre las líneas y sus destinos. Está bien. Sirve, aunque esté comprobado que pocas personas los entienden.
También el implementar cámaras de seguridad para que los choferes sean supervisados y se reduzcan actitudes irresponsables. Bien. Pero las cámaras debería supervisar a los que no paran -ya no por solidaridad en algún lugar no previsto. sino en la propia parada reglamentaria. El castigo ante esta conducta debería ser muy importante, comenzando por controlar que la empresa lo haya suspendido por una cantidad de días que lo deje reflexionando en la siguiente oportunidad de verse tentado a dejar gente sin viajar.
Hay algunos que piensan que imponer sanciones a quienes omitan detenerse ante la evidente intención de abordar el colectivo es una medida «de fachos». Diego te invitaba a Segurola y Habana. Yo a esos comemierda los cito a todos juntos los primeros domingos de mes a las 15.15 en la puerta del Paseo La Plaza. A ver si van…
Hay otros que piensan que para los choferes son necesarias ciertas capacitaciones obligatorias para fomentar la empatía y el respeto hacia los pasajeros. ¿No es mejor negocio para todos que la empatía, el respeto, la buena predisposición, la inclinación solidaria y todo lo que se espera de un servidor público y de cualquiera con el quien nos vinculemos en la vía pública lo obtenga en su educación general básica y que al conseguir un trabajo no tenga que estar aprendiendo de nuevo cómo se trata a los demás?
La indiferencia hacia los pasajeros genera frustración y desencanto.
Como mínimo.