Para comenzar a recordar a José Luis, hay que hablar de la lacra que lo mató. Para tal fin, es necesario recordar que la palabra que antaño se aplicaba por parte de una mayoría para señalar a varones homosexuales, en esta tribuna se utiliza para dar identidad a personas carentes de todo código, ética, y sensibilidad civil, dadas las pruebas que presentaron sobre su condición de despreciables. Nos referimos a la famosa expresión «puto». Lo aclaramos para aquellos que no han seguido el derrotero que llega hasta la diferenciación conceptual de ciertas palabras que se usan cotidianamente, pero que requieren una urgente resignificación.
El asesino, Gustavo Prellezo, un ex bona*, hoy boga**, como tantos otros que -para no enloquecer en gayola- estudiaron para conocer qué podría pasar con ellos mismos, actuó en complicidad con un grupo de otros trogloditas, dispuestos a pergeñar, con una chupada de media pornográfica, el imperdonable plan de venganza de un empresario que se tomó en serio las acusaciones de mafioso que le venían haciendo desde varios ámbitos.
¿Puto y asesino? En este caso, convergen ambas condiciones personales. Un asesino que se asegura de que su víctima no va a tener ninguna posibilidad de zafar de las intenciones que trae de matarlo y, encima, actúa en yunta, con cómplices decididos a lo mismo y encima por dinero como contraprestación. ¿cómo no va a ser puto?
La expresión, que antiguamente se utilizaba para definir a ciertos homosexuales (ya no debería ser así) nos está siendo de gran utilidad para ponerle una marca fuerte a muchos asquerosos que, cuando se enojan como nenes caprichosos, cuando quieren marcar territorio por una minita, cuando la minita se les retoba y se quiere ir con otro, cuando les ponen los puntos ante sus intolerancias o, simplemente, para demostrar de manera medieval que ellos son el camino a seguir, matan al otro.
Alevosía piraña
Ahora, bien. si la cárcel alberga a muchos homicidas. ¿Por qué tienen que proteger a los rugbiers que mataron a Fernando Báez Sosa del resto de la población carcelaria? En Villa Gesell, en enero de 2020, diez «sacados» en la vereda de un boliche, patearon entre todos a un pibe la suficiente cantidad de veces en la cabeza hasta que muera. No hay demasiado que analizar. Identificarlos como putos es una buena manera de diferenciarlos de otros detenidos que no caigan en la alevosía piraña, condición automática para sumarle el mote de puto a un criminal.
Prellezo contó con el «respaldo» de varios secuaces que también fueron presos. Todos, de la «bona».
No es una tarea agradable tener que estar identificando -tantas veces- cuándo ciertos lobizones humanoides traspasan algún límite, que los ubica, de inmediato, en el terreno de los putos. Pero es necesario.
img class=»alignnone size-full wp-image-622102″ title=»Emblema de la defensa de la vida a partir de una profesión» src=»https://www.diario5.com.ar/wp-content/uploads/2021/01/ar_diario_pampa20210125.jpg» alt=»Emblema de la defensa de la vida a partir de una profesión» width=»750″ height=»1008″ />
*Policía Bonaerense
**Abogado
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