La Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte tiene a su cargo el Palacio Lezama. Dentro de este monumental e hitórico edificio que perteneció a la fábrica Canale, donde se elaboraban las inolvidables galletas aireadas y con un tostado suave, se encuentra el Espacio Lezama Arte, una forma de «ablandar estructuras», debido a que esta galería debe compartir espacio físico con un sinnúmero de dependencias estatales.
Allí fue a parar el artista visual chaqueño Leonardo Gotleyb, con su exposición de xilografías “El Transbordador*, Arqueología de un naufragio”. La promoción de la expo nos recuerda que Gotleyb estuvo en más de 100 bienales en todo el mundo y obtuvoo 16 premios internacionales. Fue jurado en premios de alta jerarquñia y es profesor de la U.N.A, Universidad Nacional de las Artes
La muestra de estas bellas imágenes inaugura hoy, jueves 13 a las 17.00 y durará más de un mes. Cerrará el 17 de octubre. Se la puede visitar de lunes a vierrnes entre las 10.00 y las 17.00 (el horario de las oficinas de los ministerios porteños que funcionan allí).
Para quienes nunca conocieron la fábrica Canale, que durante décadas inundó de aromas exquisitos y que abrían el apetito a quienes se encontraban en Parque Lezama, hablamos de Av. Martín García 346, en el límite entre San Telmo y La Boca.
Sin «n»Por Carlos Allo – *La no siempre atenta, afortunada en su criterio y munida de reflejos Real Academia Española, considera que se puede tanto escribir y decir «Trasbordador» como «Transbordador». Desde esta trinchera del lenguaje consideramos que el uso de la letra «n» para la palabra que refleja al maravilloso armatoste deslizable del viejo puente de la Boca, está de más. La palabra «Trasbordador», así, natural y sin n, es elegante, mientras que «Transbordador», con «ns», suena recargada, ostentosa y contagiada de la expresión anglosonora «transborder», ya que ahí sí, deben unirse las letras ene y ese. He cruzado con mis amigos el trasbordador llevando nuestras bicicletas en 1974. La aventura consistía en avanzar por la Av Sargento Ponce, esquivar los piedrazos de los pibes de la Isla Maciel, atravesar el borde del Dock Sud y buscar el centro de Avellaneda por 12 de octubre hasta Av Mitre, para volver por el viejo Puente Pueyrredón. Ya sintiéndonos «a salvo» y triunfadores épicos tras el periplo, el inolvidable Sergio Méndez Vila decía: «¿a quién se le ocurrió cruzar el trasbordador?» |