Las redes sociales fueron , como muchas veces, el canal de transmisión más fluído para una noticia con cientos de registros, todo propios, cargados de un realismo que no podría jamás lograr ni las ficciones de cine ni los documentales para la televisión.
Hace más de 40 años, cuando se produjo el terremoto de Caucete, San Juan, que se sintió en todo el país, incluso en el Uruguay, el video de una lámpara bamboleándose durante un terremot era una pieza de lato valor periodístico, dado el necesario sentido de la oportunidad de un camarógrafo en la exacta situación para obtener la secuencia. Hoy, situaciones similares se repiten de a miles, a partir de la ultra incorporada costumbre de millones de personas de estar listos para grabar con sus celulares.