Existe una extraña división entre los vecinos de la ciudad de buenos aires que fomentan la proliferación de palomas y quienes están absolutamente en contra. Tomando en cuenta que cada vez que las palomas han generado inconvenientes a nivel urbano nos hemos encontrado con que habían sido declaradas plaga, esa grieta se vuelca a favor de quienes permanentemente están atentos al cuidado de la salud y la calidad de vida de la población, por lo que no es difícil deducir que la mayoría de los porteños está en contra de la reproducción indiscriminada y el andar y volar descontrolados de la “Columbia Livia”, la más común de las palomas de las metrópolis.
Lejos quedaron los tiempos de valoración sobre estas aves, de las que muchos europeos inmigrantes fueron, al paso del tiempo, develando técnicas y secretos para su uso como mensajeras. Eran los tiempos de los palomares. A propósito de ello, la localidad de El Palomar, debe su nombre a la construcción de uno de ellos, por orden de Diego Casero, dueño –en tiempos de la colonia- del predio que actualmente ocupa el Colegio Militar de la Nación. En la imagen se ve su gigantismo y su diseño.
Las palomas se adaptan con facilidad al medio ambiente del hombre y encuentran facilidad para establecer sus nidos, especialmente en construcciones y dotadas de turgencias, molduras y todo tipo de escalonamiento o ahuecamiento, dinteles, volutas, capiteles y múltiples recursos arquitectónicos de construcción que abren el camino a la nidificación y de los que en una Ciudad como Buenos Aires, hay –podría decirse- millones.
El control de las plagas colombinas es una de los medidas necesarias y pedidas por los porteños para evitar la propagación de enfermedades. Los desechos de las palomas provocan más de 40 enfermedades: coccidiosis aviar, histoplasmosis, criptococcosis, pseudotuberculosis y toxoplasmosis, como las más alertantes. Aparte, pueden ser portadoras de los llamados ectoparásitos externos, los que, a su vez transmiten potencialmente enfermedades al hombre y a animales domésticos: son los ácaros, las garrapatas, la sarnilla, los piojos, las vinchucas y las chinches.
Por otro lado el excremento de las palomas es corrosivo deteriora techos, frentes y laterales de edificios. Las palomas han causado centenares de problemas de gravedad en cañerías de desagüe, cloacas, redes telefónicas y equipos de amplificación de redes de internet y TV por cable. Uno de los pedidos de service que forma parte del menú entre los técnicos para aire acondicionado es el relacionado con un problema causado por palomas.
Monumentos, estatuas, indicadores de calles, accesorios de los parques, juegos para chicos en las plazas, todo lo que sea ruta de palomas, será arruinado.
Existen algunos productos para ahuyentarlas, sin mayor afección para estas simpáticas y devastadoras aves. Suelen ser efectivas si hay palomas anidando en un balcón o a punto de hacerlo. Quienes compren el producto antes que otro balconista, las hará emigrar de departamento. ¿Qué otra cosa podría hacer el productito químico?
Pocas son las personas que se animan a tocar este tema frente a las autoridades cuando hay reuniones de vecinos. Los otros sienten vergüenza por considerar que la cuestión está desjerarquizada frente al tráfico de drogas, la inseguridad o el costo de vida.
Las palomas, en Plaza Congreso, Plaza de Mayo, Facultad de Derecho, terminales ferroviarias y pará de contar. Hay que erradicar