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DEBATE CALIENTE EN LOS SUPER

Pordiario5

Feb 9, 2013

roberto_c_neiraUn poco de fiebre opositora. Roberto, hombre de la entraña genética de E19, hoy en su estación periodística autonómica nos hace llegar su mirada, conocida ya por su inclinación crítica a la conducción de la economía nacional.

DEBATE CALIENTE EN LOS SUPER

Por Roberto C. Neira 

Como era de suponer ningún ciudadano con dos dedos de frente podía quedarse al margen del desbarajuste que provocaron las medidas del gobierno de los últimos días. Si pensaban que la gente se iba a quedar en el molde y aplaudir la medida del «congelamiento de precios», el tiro les salió por la culata.

Guillermo Moreno debería ir a comprobar los efectos de su política de precios yendo de incógnito a un super, solito y sin custodia, para ver que está pasando. Eso sí, el riesgo es grande porque si alguien lo identifica, lo más probable es que tenga que ser socorrido por los guardias de seguridad, aunque dudo que cuando recapaciten y sepan quién es no lo entreguen como pasto a las fieras, porque los vigiladores también son ciudadanos y viven el martirologio diario de un modelo de país que se hunde irremediablemente.

Esta semana en los super sucedieron cosas extrañas.

En principio, el congelamiento de precios retroactivo al 1 de febrero no fue uniforme. El último fin de semana se remarcaron precios a diestra y siniestra. Recién a partir de ese colchón se fijó la nueva base de precios al consumidor y comenzó este supuesto congelamiento por 60 días. Como era de suponer, las empresas sacaron ventaja anticipada del compromiso y el gobierno miró para otro lado. ¡El efecto Menem…! ¿Se acuerdan?

Carrefour y Coto, coinciden en un tope fijo en algunos productos:

1) Fideos Matarazzo (paq. x 500) $ 7.75

2) Harina Pureza 0000 (paq. x 1000 g) $ 4.75

3) Arroz Gallo Oro (caja x kg) $ 14.99

4) Asado novillo (por Kg.) $ 39.90

5) Tomates redondos o perita (por Kg) $ 14.90. La calidad de los de Coto es pésima.

6) Pollo fresco (por Kg) $ 14.90

En productos como pan mignon, leche, aceite, papa, naranja para jugo, azúcar… hay pequeñas diferencias hacia arriba o abajo, pero diferencias al fin.

Después cualquier comprador puede encontrar desfasajes como este: Café Dolca suave (Nestlé) que Carrefour lo vende a 24.99 en Coto cuesta 31.25 ¿25% más caro? Es obvio que Coto, uno de los empresarios más amigos de la presidente, le está robando al consumidor, porque los distribuidores e intermediarios son los mismos. Alegarán, sin duda, que no se trata de un producto de primera necesidad.

Se me ocurrió que no estaría mal para estos casos confeccionar impresos y colocarlos en la góndola en forma visible:

«Este mismo producto en Carrefour, a dos cuadras de aquí, cuesta $ 6.26 menos…» y si lo quitan renovarlo hasta que se cansen o cambien el precio. Esto lo debería hacer alguna asociación de consumidores, por supuesto.

Otra cuestión es la desaparición inmediata de los productos más baratos de las góndolas. El azúcar marca Chango, en Carrefour cuesta $ 4.70, pero no hay.

Un repositor me advirtió que envían menos cantidad (¿especulación?) y por eso se agota rápidamente. Sin embargo, algunos clientes aseguran que el precio lo ponen de «gancho» y como no hay el público termina llevándose lo que tiene a mano. En Coto, no hay azúcar a precio económico, solamente azúcar «Leach» a $ 7.39 y Real Ledesma, más o menos al mismo precio.

Otra avivada de los super para evitar la comparación de precios (y joder al que suscribe que los viene siguiendo), es comercializar la misma marca pero con diferentes contenidos o peso. De ese modo también a veces se disfrazan los aumentos.

Veamos el aceite de girasol primera marca. En Carrefour la botella de Cocinero (1500 cc) se vende a $8.39. En Coto no hay de ese contenido y entonces vende la de 900cc a $ 5.21.

Pero hay más. La prohibición de la publicidad en los medios de Capital y Gran Buenos Aires, principalmente, Clarín, La Nación y Perfil, obliga al consumidor a recorrer el barrio para conocer los precios y lo que difícilmente antes hubiera pasado inadvertido, clientes tomando nota de precios aquí y allá, ahora es moda.

Una persona con algo de tino me confió ayer , «si entrás en la web de las empresas tenés todos los precios y podés comparar…». El problema se resume a que no toda la gente tiene Internet. Precisamente en los sectores de bajos recursos es más difícil hacer este tipo de averiguaciones y tienen que salir a comprar donde sea y sin miramientos. No es ningún descubrimiento que siempre se perjudican los mismos estratos sociales, aunque digan que los protejen y ayudan.

Tomen nota: mañana cuando vayan de compras advertirán otro de los resultados del «sindrome del congelamiento de precios» de Moreno. Aumentó la cantidad de hombres que van a comprar al super y muchos van solitos y con los dientes apretados, ni siquiera los acompañan sus esposas. Dejemos de lado a los jubilados que también son los que pagan los platos rotos pero tienen tiempo para ir de compras y díganme con una mano en el corazón y otra en el bolsillo: ¿cuándo el hombre de la casa se iba a preocupar por hacer las compras? Cuando descubrió que tiene un agujero fenomenal en su cuenta de caja de ahorros por las tarjetas de crédito y débito o por haber manoteado sin demasiados prolegómenos los billetes guardados en la caja de zapatos o en el cofre de seguridad de su casa.

La discusión entre la mujer y el marido: ¿cuánto gastaste hoy?, seguido de la respuesta: ¡Y que querés todo aumenta…qué voy a hacer, no me voy a pasar el día caminando y buscando precios, tengo que hacer la comida, asear la casa… fui a Disco, compré, pagué y listo…! es casi general en todos los hogares.

De manera que tras puteadas varias, el jefe de familia decide de mala gana: ¡Dejá, mañana voy yo….!

Y a esta gente (como uno) la encontré en estos días entre las góndolas ocupando los espacios que ahora no ocupan los empleados de los super por no estar remarcando. Van de un lado a otro con el carrito y miran cada precio con lupa. Casi no encuentro vecinos conocidos, hasta es posible que sean foráneos que vienen de recorrer otros super. Si te acercás a alguno, al menor comentario que hacés, aún el más risueño, provoca que el tipo se saque los lentes, te mire y comience a largar su rollo. Si la seguis un ratito, en menos que canta un gallo hay una asamblea (lo cuento tal cual porque me pasa todo el tiempo). A veces también se suma el repositor de carnes o de verduras y cinco o seis personas intercambian comentarios que van subiendo de tono tratando de adivinar el futuro. La opinión general es pésima, el desánimo y la apatía cunde porque nadie le ve salida a la crisis. La mayoría descuenta que el día D estallará en abril próximo o quizá antes.

Entre las opiniones que he escuchado muchos coinciden que el país no estalló en llamas todavía porque precisamente en esta ocasión está sostenido por las empresas que como alguna vez dijo la presidente, nunca ganaron tanto dinero como en esta década. Esto hay que reconocerlo, sobre todo cuando uno ve cómo acatan todo lo que les dice el gobierno e incluso pasan por cagones (muchos empresarios lo son) cuando los inhiben de hacer publicidad para sus productos por razones que todavía nadie entiende pero que tienen que ver más con silenciar a los medios independientes que a razones económicas.

La política de gobernar con un revólver en la cabeza de los empresarios a este gobierno le ha dado sus frutos pero el riesgo es superlativo. Se bancan el revólver mientras apilan los billetes y aumentan sus inversiones, pero en cuanto algún hilo de esta cadena se rompa, o alguien cometa un traspié… mejor ni pensarlo.

Por último, otra de las rarezas es el acopio de mercadería imperecedera en los hogares. Las compras en grandes cantidades han aumentado. Salsa de tomates, aceite, vinagre, fideos, vinos, productos de limpieza… son algunos de los rubros más buscados. ¿Se acuerdan cuando había rumores de golpe y la gente echaba mano a los fideos como símbolo del despelote que se avecinaba? Bueno, ahora milicos no hay a la vista, pero los golpes pueden venir por otro lado.

Cuando la casa no está en orden y los que la manejan sólo están allí para ir por todo y saquearla, se puede esperar cualquier cosa.

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