No son los Reyes Magos. No hicieron todo como hubieran querido ni sus amigos ni sus opositores. De hecho, los tres representan, a toda evidencia, intereses triangularmente equidistantes, triopuestos. Gobiernan con una incomodidad casi lacerante, tomando en cuenta las presiones a las que se los viene sometiendo. Obviamente, se la bancan, porque el Poder para los que «fueron vacunados», es más fascinante que la langosta al champagne, más el grito de gol en una final del Mundo y el sexo juntos.
Se los ve mirando con gran ternura el horizonte que se avecina tras la vacuna. No sabemos si creemos en ellos o en los históricos RM. Son lo que son y es lo que hay.