Llega un nuevo aniversario de la pérdida del poeta. Aquel 19 de agosto de 1936 fue tan fatídico para España como para la Argentina. Y encima, el recuerdo de la visita del genio granadino en toda la comarca artística porteña. Centenares de anécdotas y recuerdos deliciosos.
Pero hubo un hecho que corrió de boca en boca y anduvo y anduvo por Buenos Aires durante décadas. Es, probablemente, una de las más ricas y encantadoras crónicas que unen a los porteños con la colectividad española toda. Y no es para menos. En el hall del teatro Smart, hoy Blanca Podestá, en noviembre de 1933, Carlos Gardel se fundía en un abrazo con Federico García Lorca. Silencio. El sólo imaginarlo nos inhibe de avalar tantísimas “reuniones cumbre” que el mundo del espectáculo vanamente intentó dejar registradas para la posteridad*.
¿somos conscientes de la magnitud de ese encuentro?
Ben Molar fue consultado muchas veces acerca de ese momento en que ve cruzar a César Tiempo y al Zorzal de Buenos Aires, desde la vereda de la Confitería Real, de la Avenida Corrientes y Talcahuano (hoy, Pizzería Banchero) hacia la puerta del Smart. César Tiempo, autor y difusor de los autores más importantes de la vida cultural argentina en los años 20, amigo y confidente de tantos de ellos, se encargó de hacer la presentación de los dos gigantes en el acceso al teatro.
Molar, con absoluta honestidad, contó siempre que lo que estaba ocurriendo en ese foyer estaba, a su vez, formando parte de su imaginación en la esquina de la Real. Este famoso letrista, productor y traductor de canciones extranjeras, solía encontrarse en esa esquina con los hermanos Tono y Gogó Andreu, Marcos Zuker, actores ya de importante nombre, el poeta Amleto Vergiati (quien luego se rebautizaría Julián Centeya) y el hijo de la famosa actriz Benita Puértolas, el elegante presentador Héctor Coire.
Aparentemente no todos los habitués de la Real estaban parados en su esquina aquella noche. Ben Molar, sí. Seguro. No obstante, en la “subanécdota” de haber imaginado el encuentro –abrazo incluído- entre el poeta granadino y el emperador del tango, Ben Molar dice: “nosotros estábamos imaginando ese encuentro”. La verdad no tardó en develarse. El tiempo hizo que César Tiempo le confirmara a Ben Molar aquel cruce de dioses de la cultura tal como lo visualizaron los jóvenes artistas que se encontraban en la vereda de enfrente y que, por educación, sólo monitorearon a distancia.
César Tiempo estaba muy acostumbrado a ese tipo de presentaciones personales y no les atribuía una importancia de leyenda, pero Molar tenía 18 años y era novato en eso de entremezclarse en el universo de las grandes estrellas, por lo que se encargó de alimentar la memoria de semejante contacto. Tiempo entendió la mitad de la magnificencia que significaba el haber sido protagonista de un pedazo de la historia cultural de Argentina y España, un año y medio más tarde, cuando llegó la noticia de la caída del avión en Medellín y la otra mitad, pasado otro año, cuando se conocieron los abominables fusilamientos de Alcafar.
Ocurridas ambas desgracias, César satisfizo la inquietud de Ben y pasó ser más generoso en el relato a quienes quisieron saber lo más posible de aquel mágico ensamble. En 1998, el músico Juan María Solare rescató la historia y la publicó en Revista Clásica, dejando saber que la historia llegó a oídos de Jorge Luis Borges, quien le preguntó a Ben Molar por qué no había escrito acerca de estas maravillas colaterales de la cultura.
Por otro lado, en 1971, el suplemento literario de Clarín, publicó lo que, definitivamente, significó un relato más completo de César Tiempo en el que cuenta que la reunión se trasladó al departamento de Gardel, donde hablaron, cantaron y hasta se hicieron bromas y halagos mutuos.
La placa del Blanca Podestá, en Av. Corrientes 1283 dice: “En noviembre de 1933, en el hall de este teatro, se encontraron por primera vez, abrazándose, Carlos Gardel y Federico García Lorca, presentados por César Tiempo. Testigo presencial: Ben Molar. Homenaje de la Asociación Amigos de la Av. Corrientes, 25 de noviembre de 1993.” Ben Molar promovió que el 11 de diciembre, fecha de los nacimientos de Carlos Gardel y Julio de Caro se instituya el Día Nacional del Tango.
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