La avenida corrientes y otras del centro de la ciudad de buenos aires suelen deparar sorpresas a cada paso tanto para los transeúntes como para los automovilistas. En realidad, estos últimos pueden llevarse la peor parte sí coincide su llegada al casco céntrico en el preciso momento en que se está generando ese cambio sorpresivo.
Es conocido que durante el verano, los taxistas hagan referencia a la facilidad de circulación que reina en la mayoría de las calles. El mes de enero se diferencia con gran amplitud de los otros meses del año en cuanto a la fluidez de tránsito observable en arterias que habitualmente rayan en el caos por efecto de los embotellamientos. También ocurre que los cortes por manifestaciones varias, a los que estamos altamente acostumbrados, alimentan ese desorden y multipliquen los conocidos problemas.
Pero muchas veces las complicaciones para unos pueden derivar en pequeñas soluciones para otros: cuando pasan más de dos horas de un corte programado de importantes avenidas, sea por el motivo que fuere, y los controles tanto de la policía federal como de la metropolitana reciben la orden de liberar las calles cortadas hasta minutos antes, se suceden durante un largo rato notables oleadas de automóviles e incluso transportes públicos que consiguen circular a velocidades inusitadas para, por ejemplo, horarios de palestinos en un día hábil. Es un instante de suerte los que nos movilizamos habitualmente en el centro de la ciudad conseguimos cada tanto ese billete ganador de la lotería urbana. Sin embargo, como lo bueno dura poco, la recuperación de la “normalidad” establecerá nuevamente el standard de circulación lenta.
Volviendo a los meses de enero, nos dimos a observar que entre los meses de enero de 2012 a 2015, el de 2011 fue el que presentó el más apacible y agradable orden de tránsito de los últimos veranos. Enero de 2014 mostró esa merma de automóviles en una medida algo menor, pero en este último verano buenos aires no mostró en plenitud a ese paraíso que implica la ausencia de tantos porteños motorizados.
Estos datos no son caprichosos si observamos las estadísticas presentadas por los peajes de autopistas en los días de salida de vacaciones en todas las direcciones posibles para el éxodo anual de buenos aires. Es necesario trabajar permanentemente para encontrar nuevas soluciones y alternativas viables en pos de mejorar ella no la circulación veraniega de vehículos sino la que tenemos que atravesar durante los doce meses del año cada día, varias horas.
El metrobús parece presentarse como una solución para un sector muy importante del centro porteño a favor de quienes utilizan el transporte público. Vale que no se pierda ese impulso por parte del nuevo gobierno de la ciudad y, por otra parte, los ciudadanos al volante se esmeren por hacer gala de todos sus conocimientos de educación vial.