La realidad es que lo que está haciendo el Club Atlético Boca Juniors es «instalar el tema». Del mismo modo como se hace con temáticas de orden político (éste, en gran medida, lo es) el presidente Angelici -quien de ninguna manera es distante de la mismísima política- ya está hablando de una votación dentro del club en cuanto a la opción de construír un nuevo estadio o retomar la antigua y delirantísima -pero posible, con mucho dinero- de comprar las aproximadamente 180 propiedades que, sumdas, ocupan el terreno que se necesitaría para «duplicar» el tamaño de la Bombonera.
En realidad, más que duplicar, a muchos arquitectos improvisados les gusta hablar de «completar» el estadio de Boca, ya que, a simple vista y a simple mente, mirando el contorno del coliseo boquense desde arriba, la figura deja la sensación de que la cancha está rodeada apenas por la mitad de la estructura que debería albergarla.
La idea de los dirigentes del club pasa por realizar – por un lado- una votación interna de los socios, para que se defina una de las posibles iniciativas futuras, mientras que, a su vez, consideran que será necesario salir a realizar una consulta con los vecinos para conocer la eventual voluntad de venta de todo el bloque. Esta parte tiene una serie de elementos especiales, ya que la voluntad del grupo dirigencial de la asociación civil de la ribera es pertrecharse tras los registros notariales de escribanos en cada paso que realicen, más un permanente monitoreo por parte de especialistas en el tema inmobiliario porteño, de todo lo que se converse con cada uno de los virtuales ofertados.
Algún «plan convincente y arrasador» será necesario por parte de Boca Juniors, que debe tener en cuenta algún que otro posible «estiramiento» en las negociaciones pero no puede darse el lujo de comprar 179 propiedades y luego sufrir un retraso en el inicio de su plan de obra porque falte cerrar la operación con un rezagado en posición especulativa, derecho que, si bien se le reserva a todo el grupo de propietarios, será necesario pactar valuaciones claras, definitivas y satisfactorias, aparte de las entregas en fecha.
Boca sueña con estas posibles renovaciones, considerando las inminentes normativas -definitivas, esta vez- de que los estadios de fútbol deberán tener a todo el público sentado, medida que a la Bombonera actual le haría reducir su capacidad desde un alto número – siempre «indefinido»- a unas 33.000 personas, dejando en el aire la estela de la complicación que significa que los socios de Boca superan el número de 80.000.