Finalmente, algunos bares y restaurantes de Buenos Aires se reactivaron en su formato más esencial: ofrecer servicio en sus mesas. Probablemente, ni en las historias literarias más profundamente intrincadas, habría habido tal circunstancia. Y de haber sido así, el más gracioso de los personajes podría haber sido aquel que se echó a dormir a principios de marzo de 2020 y se despertó esta mañana. Basta con que encienda la radio y escuché la noticia del regreso del curso de las mesas y las sillas de los bares para que entienda, no son lo que está en otro mundo sino que existieron varios mundos que no conoció durante estos meses.
La autorización para el uso de mesas en estos negocios sólo rige en lugares abiertos, por lo que –por ahora- no existe posibilidad alguna de habilitar salones. El beneficio abarca a los bares que tengan un espacio en la vereda para poner mesas y sillas.
Recorrimos la avenida Entre Ríos para observar detalles acerca de cómo se está realizando el cambio de funcionamiento de algunas de las organizaciones gastronómicas que, hasta el domingo, sólo estaban autorizadas a vender productos para llevar o alcanzarlos ellos mismos a domicilio. El bar Gardel, en la esquina de las avenidas Entre Ríos e Independencia, el espacio que siempre fue ocupado por dos mesas ubicadas junto a la vidriera de la ochava, no sufrió cambios, mientras que del lado de la baranda que bordea el cordón frente a la bocacalle de las avenidas, se ubican cuatro mesas, con dos sillas para cada una, cuando, en ese mismo lugar, históricamente, había cuatro pares de mesas ara ubicar a cuatro personas por grupo.
Spiga, de Av Entre Ríos y México, cuenta en la vereda con una estructura para toldo, bajo el cual se ubican dos mesas bien distanciadas entre sí y su correspondiente par de sillas junto a cada una de ellas. Del lado abierto y techado del bar, el que venía funcionando como sector habilitado para fumadores, antes tenía dos mesas individuales y seis dobles, mientras que ahora ese espacio está ocupado por ocho mesas simples.
¿Cuál es el punto más saliente de este cambio en medio de la pandemia? Primero, la novedad: hace casi medio año que esto que se puede pasar a ver ahora, no existía. Pero lo más notable es la ruptura frente a la expectativa mediática en cuanto a cuánta gente iba a abalanzarse a los bares a consumir vaya a saber cuántas cosas, por el solo hecho de “ahora se puede”. Pues, aparentemente, nadie les hizo saber a esta personas –muchas de ellas, parlanchines de TV- que la situación económica de la mayoría de las personas sigue en baja. Franca baja. Entonces, los movileros de los diversos canales, con alto nivel de decepción, transmiten “en vivo” a sus conductores las frases “hay muy poca gente” o parecidas.
Nenes: caro, incómodo y con 9 grados de temperatura. ¿Ma qué pretendéseno?