El sindicalista de la ANSES sigue gastando el dinero de sus afiliados en afiches que, aproximadamente una vez al mes, quedan a la vista de los transeúntes en los barrios de Balvanera, San Cristóbal, Monserrat y San Nicolás, principalmente. Los alrededores del Congreso Nacional suelen ser los puntos en los que los pegatineros de la Asociación del Personal de los Organismos de Previsión Social (APOPS) fijan los diferentes cerebrum strepitus pergeñados por el cantor de tangos devenido en gremialista y viceversa.
Más del 50% de los carteles con los que Leonardo Fabre satisface su ego de largar a la calle algún mensaje pretendidamente fuerte desde el punto de vista político, son pegados en superficies prohibidas. Más de la mitad de esos afiches terminan, indefectiblemente, convertidos en comunicación ilegal, especialmente, al tapar otros mensajes ubicados en los bastidores oficiales, jamás respetados por el titular de APOPS
¿Mueve el amperímetro sindical el mensaje «Despidos y Vaciamiento en ANSES?
Muy poquito.
¿Mueve el amperímetro social el mismo mensaje sabiendo que tal vaciamiento existe desde hace no menos de 14 años?
Ni en lo más mínimo.
Para no hacer tantas preguntas cuyas respuestas se anticipan como negativas en su totalidad, resumiremos en una pequeña lista las inutilidades e inoperancias que suelen evidenciar los afiches de Fabre y en otra los beneficios cotejados.
Los afiches no sirven
- para transmitir ningún mensaje político de impacto (porque nunca incluyen un texto de esa característica)
- para inspirar unidad en su filiación partidaria, el peronismo (le encanta el juego sucio en las internas)
- para advertir a la sociedad de algo grave si la firma del que firma es más grande que el mensaje, o casi.
- para chapear en ciertas reuniones de secretarios generales de la CGT.
Sí sirven estos afiches
- para endulzar los oídos la vista de los peronistas jóvenes.
- para mantener un nombre «activo», aunque nadie recuerde con qué había que asociar a ese nombre.
Cansaste, Leo.