• Diario 5 -Buenos Aires, sábado 7 de diciembre de 2024

Porque está Escasany.

Independientemente del vaciamiento detectado en 2011 por operadores de la empresa italiana Enel, que por entonces controlaba la compañía, en 2023, una conocida mano negra se posó sobre la distribuidora y Edesur nunca más volvió a ser una empresa «normal».

Primero, Straface se regodeó en la melosa piscina de los subsidios y las prebendas a las accedió -sucesivamente- durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri. Cuando vio que después de sus años de joda quedaron lejos y la evidencia de su falta de inversión se hizo demasiado evidente, se tomó el palo.

La venta de Edesur iba a ir a manos de un grupo chino. Finalmente la compro la empresa Posta Costa Bosta, en la que dos «fulgurantes» nombres del universo empresarial argentino, vuelven a brillar: Bemberg y Escasany.

De los ex dueños de Cervecería Quilmes sólo diremos que se apuraron en cerrar la venta de la historica maltera a la brasileña Brahma, para asegurar la operación aunque sea a un precio inconveniente y debilitando la estabilidad del personal.

En cambio, del hombre al que en 2002 se benefició con el salvataje de su rapaz Banco de Galicia a manos del gobierno de Eduardo Duhalde, siempre hay que cuidarse. Eduardo Escasany aseguró hasta la mismísima rentabilidad de su execrable entidad financiera con una medida de ‘vista gorda» del estado, mientras la población experimentaba la caída económica más estrepitosa de la historia y la pobreza se duplicaba del 16% al 32%.

Todo lo que toca Escasany se transforma en mierda.



 

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