• Diario 5 -Buenos Aires, jueves 10 de octubre de 2024

Nace la Nochebuena de 1995. Desde la ventana de la cúpula del legendario Edificio Bencich, en Diagonal Norte y Florida, se vislumbra uno de esos atardeceres que inspiraron a tantos poetas porteños. Observo el primer brindis entre compañeros. Algunos se irán a sus respectivas cenas, mientras yo me quedaré para la transmisión en vivo.

Muy Feliz Navidad.

La experiencia de pasar las fiestas en la radio sólo la conocen los profesionales de la locución, el control de Audio, la planta transmisora, los informativos y los encargados de hacer guardia de seguridad, según el edificio en el que la emisora esté instalada.
Nadie más.
Locutores y operadores.
La gente primordial para mantener una emisora en el aire. Locutores comerciales y redactores más operadores de aire y de planta.
En la mayoría de los casos sólo uno por función.
Y podían ser menos.
Pero pasar las fiestas, sea la Navidad o el año nuevo, cumpliendo con la responsabilidad profesional que a cada uno le correspondía en un medio de comunicación, no se hacía especiales. Nosotros sí éramos una casta. éramos los locos que no estábamos en la cena familiar ni a la hora del brindis con nuestras familias o nuestros amigos. Y no es que fuéramos gente abnegada. Lejos de profesiones como las de los servicios de salud, con médicos y enfermeras de guardia, de militares, policías o servicios de seguridad en sus cuarteles, comisarías o puestos, quienes hacíamos radio desplegábamos nuestras vocaciones a la vera de placeres como estar escuchando música o comunicándonos con oyentes.
Personalmente, lo hice casi todos los años desde las fiestas de 1986 hasta las de 2012.
Y fueron turnos de locución en Radio Argentina, en Carlos Pellegrini 675; Radio Nacional en sus dos direcciones, Ayacucho 1556 y Maipú 555; Radio Rivadavia, en Arenales 2467; Radio Splendid, en Arenales 1925 y Radio Continental, en Rivadavia 835. Pero donde más se repitió aquella extraoridinaria sensación de compartir las Navidades y noches de Año Nuevo con compañeros, cenando entre micrófonos y consolas, fue trabajando en Radio Clásica. En este caso, fueron tres las direcciones: Carlos Pellegrini 675 7º piso, Tacuarí 2035 y Av Pte Roque Sáenz Peña 615, piso 12, en la cúpula del Edificio Bencich.
Hablamos de una etapa en la que los medios de comunicación ya sufrían los efectos de las sucesivas crisis de los primeros años de la Democracia Definitiva: la merma de recursos y fuertes cambios tecnológicos y golpes a sus finanzas. No obstante, si bien ya no existía el añorado Pleno Empleo, vivíamos de nuestra profesión, sin necesidad de ser una estrella de los medios con un contrato sideral, que siempre los hubo.
Clásica era genial. La mayoría de los locutores no le daba prioridad para pedir trabajo. Preferían ir a las FM que difundía la música que a ellos les gustaba. Podría decirse que el 90% de los que buscaban un lugar en una FM, pretendían Horizonte, Aspen, La 100 o La Rock&Pop. Aparte, en una emisora dedicada a los conciertos, en gran medida te tenías que especializar: no podías estar ajeno a entender la estructura de las obras, de las orquestas, los solistas, los estilos y las épocas. Pero, sobre todo, tenías que pronunciar, con cierto decoro, en varios idiomas.

El tema es que a la natural quietud que ameritaba una emisora que no vociferaba imperativos como «quedate con nosotros» o «llamanos y respondenos la consigna» ni detonaba estridencias en los separadores, se le sumaba la tranquilidad de que, como medio de comunicación, no sufría de careteos cuando alguien aspiraba a un empleo.

El primer Año Nuevo allí -como suele suceder tantas veces- me resulta inolvidable: cerca de la hora de cruzar el año, la programación se llenó de valses, oberturas y música festiva de todos los órdenes. Los teléfonos ardían con llamadas de agradecimiento. El mérito de aquella y tantas otras horas de solaz para el público era de Willie Campins y Alberto Uncal Basso, quienes programaban muy a conciencia.

Recordar las fiestas en Radio Clásica, reenciende aquel espíritu vibrante de su etapa de Frecuencia Modulada en 97.5 y se manifiesta en la actual programación online, que ayer inició la selección especial de música navideña y aún tenemos la posibilidad de disfrutar hasta la noche.

Sumate con el siguiente reproducto o ingresá a radioclásica.com.ar

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Carlos Allo

Editor de Diario 5 y Ensamble 19. Productor integral de Radio Clasica.

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