Aplicando la propia delicadeza que requiere el momento, la Iglesia remarcó que es «delicadísima», la situación del trabajo en Argentina, remarcando la conocida realidad de que «muchísimos» no llegan a fin de mes.
«Muchísimos» significa muchísimos. Cuando hablamos de muchísimos, damos por entendido que se trata de una mayoría clarísima o -cómo mínimo- la mitad de la población.
El vocero de la mirada eclesiástica sobre la realidad argentina, esta vez, fue el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Monseñor Oscar Ojea.
El mensaje fue difundido ayer. Es un video en que Ojea realizar la invitación a los fieles a participar de la peregrinación al Santuario de San Cayetano, la calle Cuzco 250, en el barrio de Liniers.
“El 7 de agosto celebramos a San Cayetano. Queremos así unirnos en la oración a tantas hermanas y hermanos nuestros que van a acudir no solamente al Santuario de Liniers, sino también a tantos santuarios que están extendidos en todo el país para pedir por el pan y por el trabajo», expresó en obispo de San Isidro.
Ojea enfatizó: «San Cayetano es el santo del pan y del trabajo; cuando hablamos del pan, hablamos de un derecho universal de todos los seres humanos”.
Se conoce que la tríada del ruego al Santo de Thiene consiste en Pan, Paz y Trabajo. En la Argentina, dada las circunstancias de no haber llegado a tocar fondo en años de buenaventura, el cumplimiento con Gaetano de cada peregrino era el agradecimiento por saberse activo, lo que llevaba a cada persona a la posibilidad de nutrir la mesa familiar con la alimentación necesaria (el Pan). En los años duros de la década del ’70, ya el factor «Paz» ganaba un protagonismo que sólo se les conocía a los inmigrantes que habían llegado a la Argentina procurando dejar atrás la violencia de tanas guerras que azotaron Europa en los Siglos XIX y XX.
Hoy, al fantasma de la posible pérdida de la paz social, apenas se lo considerada adormecido. El mensaje de Ojea no nos debe tomar incautos: “Le pedimos al Señor poder construir la paz y recibir esa bienaventuranza de los hijos de Dios». El sacerdote profundiza el concepto: «Seremos llamados hijos de Dios si construimos verdaderamente la paz». Luego, sin dejar de indicar nuestra responsabilidad, termina apelando a Patrono: «La paz se construye trabajando juntos para que podamos acceder a estos bienes de los cuales es intercesor San Cayetano: el pan y el trabajo».
No es un 7 de agosto más. Estamos peor que nunca y casi nadie se anima a comentar que hay una «grieta» casi insalvable en las filas de la jerarquía mayor de la Iglesia en la Argentina.
Lo que nunca cambia es que «Sanca» y «Sanex» (San Cayetano y San Expedito) siguen siendo los santitos más amados y buscados.