Cuando los árboles crecen demasiado en las ciudades, pueden presentar ciertos desafíos. Hay que considerar poda y mantenimiento regulares. Es necesario controlar el tamaño y la forma de los árboles. La siempre ayuda a controlar el crecimiento, eliminar las ramas muertas y mejorar la salud general del árbol.
Algo que en Buenos Aires faltó fue una clara y concienzuda selección de especies de árboles. Hay especies adecuadas para entornos urbanos y o tras que no. Discutiremos este tema por dos siglos más, mientras las raíces de los plátanos van destruyendo viviendas.
Todos tenemos que comprender que para plantar árboles en una vereda, se debe elegir el que alcanceun tamaño maduro relativamente pequeño. La selección de especies de árboles apropiadas previene problemas de crecimiento excesivo en el futuro.
Los árboles que no se plantan con un espacio adecuado entre ellos, traerán problemas en 20, 40, 60 ú 80 años. Pero lo traerán. Mucho arrasan -a travvés del tiempo- con estructuras, frentes de edificios, aceras y líneas eléctricas. El suficiente espacio para su crecimiento sin causar interferencias o daños debe ser planificado profundamente, no como hicieron Domingo Faustino Sarmiento y sus alcahuetes, que querían darle el gusto en todo y plantaron en Buenos Aires todo tipo de árboles que hoy nos están arruinando la ciudad.
Otro punto fundamental es -ýa que jamás previmos el crecimiento desmedido de un principio- el manejo de las raíces con técnicas para controlar su propagación y evitar daños a esas infraestructuras cercanas.
Esto puede ser particularmente útil en entornos urbanos donde el espacio es limitado y donde, de no mediar u otra solución, no tenemos que estar peleándonos entre todos cuando se impone alguna eliminación y reemplazo de árboles. En casos extremos en los que un árbol ha crecido más que su entorno y representa un riesgo o inconveniente significativo, puede ser necesario eliminar el árbol y reemplazarlo con una especie más adecuada o un árbol de menor tamaño.
¿cómo evitamos la pelea desgastante e inconducente en un país como la Argentina, en la que se discute hasta por el nombre de una plazoleta?Educar al público. Concientizar a los residentes, es decir, a nosotros mismos, es fundamental. Hay que hacer que se sepa diferenciar la importancia de mantener los árboles y los riesgos potenciales asociados con los árboles demasiado grandes.
Sí, hay ecologistas y hay arbolistas. Y algunos, fundamentalistas. Otros vecinos se inclinan por una tendencia a escuchar a los planificadores urbanos. Todo es estrategia. Y las que se plantean a largo plazo, suelen tener éxito, porque -indefectiblemente- generan discusiones positivas. Y eso es lo que se necesita para la gestión de árboles urbanos. Quienes conocen sobre el cuidado adecuado de los árboles, selección de especies y presentan proyectos para combinar los árboles en una criteriosa planificación urbana, deben ser escuchados.
Hay que enfrentar el problema de los árboles que complican la Ciudad de con valentía y no hacer de Buenos Aires un museo forestal, para terminar lamentándonos de los problemas estructurales que puedan devenir de la omisión de un reemplazo a tiempo.