
Se viene repitiendo que, para esta fecha, en toda la Argentina, no hace el frío que justificaría un preparado tan calórico, complejo de hacer y caro como un plato de lujo.
Definitivamente, hay que mudar la tradición del Locro al 9 de julio. Y con reservas.
El cambio climático nos está forzando a cambiar muchas costumbres. De todos modos, el consumo de locro en la fecha de nuestra independencia no es algo fuera de lo común.
Es comprensible que mantener la idea de prepararlo y comercializarlo de manera masiva para una fecha como la de hoy, es -definitivamente- forzar un rito culinario, una marca gastronómica y un placer de degustación a una fecha que se ha convertido en inapropiada, inconveniente e incompatible con la temperatura promedio del quinto mes del año.
Hoy por hoy, sólo se disfruta al 100% un locro de 25 de mayo, en las ciudades y pueblos de la Patagonia.
Aspiramos a que el año próximo no nos falle el clima, tengamos un otoño algo más fresco y podamos disfrutar a pleno si tenemos la posibilidad de preparar o que nos preparen un rico locro para esta fecha patria.