• Diario 5 -Buenos Aires, lunes 16 de septiembre de 2024

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

PorCarlos Allo

Abr 11, 2023

La alarma generalizada por los hipotéticos efectos perjudiciales que la Inteligencia Artificial podría provocar, ya es noticia vieja en casi todos los medios del mundo, haciéndose eco de la preocupación que está surgiendo en algunos lugares donde hay -aún- algún trabajo para hacer por parte de seres humanos.
En la etapa en la que la robótica alcanzaba a reemplazar el trabajo realizado por operarios fuertemente sindicalizados, las empresas que invertían en esas poderosas tecnologías de trabajo perfecto, comenzaron, también, a enviar mensajes a la sociedad acerca de su «compromiso con la vida». Allí nació la RSE, Responsabilidad Social Empresaria, un paraguas marketinero, supuestamente destinado a «humanizar» la imagen de las compañías que arrasaban con oficios, derechos de trabajadores y calidad de vida de pueblos a los que se les instalaban monstruosas maquinarias de minería o se les avecinaba alguna etapa de insalvable contaminación respiratoria, circulatoria, digestiva u oncológica.
Hoy, ante la aparición de la Inteligencia Artificial, comienzan a alzar su voz muchos particulares y representantes de rubros laborales que otrora no sintieron riesgo alguno para sus nichos. No lo habían percibido ni en la primera etapa de desecho de recursos humanos, cuando se desarrolló la robotización en rubros como alimentos, laboratorios medicinales, ni cuando la nanotecnología barrió con centenares de sectores en fábricas de automóviles, electrodomésticos y electrónica de alta precisión. Tampoco se vieron afectados cuando la computación facilitó la administración y contaduría de empresas, la edición de libros y la sorprendente posibilidad de realizar audio y video, grabando y filmando sin la necesidad de la intervención de profesionales especializados ni aparatosos estudios.
Y así, sucesivamente, centenares de rubros de trabajo fueron invadidos por la computación en alguna de sus formas, incluyendo las opciones «creativas» de arreglos musicales que pueden -desde hace ya muchos años- realizar los teclados más sofisticados, con la misma «inocencia» con la que el viejo programa «Banner» ofrecía fórmulas aparentemente infinitas de presentar un cartel de una a cuatro o cinco palabras y con los que nos quedábamos impactados. Era el fin de los años 80 y principios de los 90.
Fueron afectadas las actividades de todos los órdenes, en cualquier parte del planeta: la estiba en puertos con carritos eléctricos de carga, las técnicas de los croupiers de casinos o la selección de frutas y verduras en mercados de distribución, con robots equipados con sensores orgánicos.

A todos nos llega.

¿Cuántas veces vamos a tener que apelar al poema «Ya es tarde» de Bertold Brecht si, supuestamente, ya lo habíamos aprendido?
Ya es tarde

Primero se llevaron a los negros,
pero a mí no me importó
porque yo no lo era.
 
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó
porque yo tampoco lo era.
 
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso
tampoco me importó.
 
Ahora me llevan a mí,
pero ya es tarde.
 

Es imposible parar los efectos de la «Artificial Inteligence» por regulación mundial, ya que los diálogos básicos de acuerdos entre naciones para generar regulaciones mundiales, nunca son lo suficientemente inteligentes, debido a a que -por pequeños que sean- los intereses abren discusiones y pujas que retrasan el formato definitivo de las decisiones conjuntas.

Se hará demasiado tarde como para enfrentar a cualquier inteligencia, por más artificial que sea. En vez de negociar entre ellos, los países terminarán negociando con la propia AI, porque para eliminar sus efectos, sin dudas y lejos de Brecht, ya es tarde.

 

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

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Inteligencia Artificial: Ya es tarde

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Inteligencia Artificial: Ya es tarde

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Inteligencia Artificial: Ya es tarde

Inteligencia Artificial: Ya es tarde

 

Carlos Allo

Editor de Diario 5 y Ensamble 19. Productor integral de Radio Clasica.

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