• Diario 5 -Buenos Aires, domingo 15 de septiembre de 2024

Sagrado. El 2 de abril representa la esencia de un pueblo que responde al llamado de la Patria, más allá de que ésta fuera gobernada por cínicos criminales.

¿Por qué Malvinas es la bisagra más grande de la historia argentina? Por dos motivos demasiado grandes: la más anecdótica es la aparente transferencia de poder, es decir, de los militares a los civiles. La realidad es que se trató de un silencioso pase de poder de lo ricos militares a los ricos civiles. ¿Se trataba acaso de un cambio de poder respecto de los sociales? ¿El poder que tenían algunas familias se perdió para que pase a manos de otras? No.

La parte más importante del efecto del intento de recuperación de la Islas Malvinas, la consecuente guerra y los efectos de la derrota final, es decir, la sociedad cansada de los abusos y la recuperación de democrática, es el argentino «soltando». ¿Qué fue soltando el argentino? El bronce, los laureles, el orgullo histórico y la consecuente soberbia que implicaba creernos los mejores de la región, las cucardas, las condecoraciones exageradas, la tendencia a autoasegurarnos que siempre nos merecemos algo mejor y que somos los campeones morales en cualquier campo.

¿Todo eso se terminó enseguida? De ninguna manera. Se trata de un proceso que aún está activo. Lentamente, un sector de los argentinos va dejando de sentirse traicionado, humillado, garcado, pisoteado por los poderosos que lo fueron gobernando (ya, a esta altura de la historia, como consecuencia de nuestro propio voto y no como los militares, en otros tiempos) y va asumiendo su pobreza como consecuencia de un declive orgánicamente imparable y acompañado de un desmoronamiento cultural sin precedentes.

Ya hace muchos años que la mayoría de quienes la conocieron, se despidieron de la Argentina hermosa.

  • La de caminar, a cualquier hora, por cualquier calle de cualquier localidad del Gran Buenos Aires, acompañando hasta la puerta de su casa, a la chica con la que habíamos pegado onda en un boliche, un corso o un recital y luego tomar el o los transportes que sean, para volver a casa, como lo más natural del mundo.
  • La de considerar que se puede atravesar cualquier ajuste en una familia, dada una floja situación económica pero jamás tener que pedir dinero, dado que con el trabajo, tarde o temprano, todo se normalizará.
  • La de dar por sentado que todo lo que se destinará a servicios a la población, nunca deja de desarrollarse: fuentes de energía, agua y cloacas, de comunicaciones, obras viales, iluminación de calles en ciudades y pueblos, industrias pesada, mayor y medianas
  • La de entender por obvia la sana fluidez en la cadena de producción, distribución y comercializacion de alimentos y contar con una cultura culinaria de jerarquía en la inmensa mayoría de los habitantes, donde podían existir millones de madres, padres, abuelos y abuelas con una capacidad extraordinaria para preparar una y mil veces exquisitas especialidades en cinco o seis fiestas importantes anuales con decenas de invitados, cada vez.
  • La de compartir una parte de nuestra vida en sociedad: parques seguros, clubes bien administrados y financiados, piletas públicas equipadas, superpoblación de bares y restaurantes (rentables aunque pequeños),
  • La del ahorro confiable: dinero que iba al banco en la moneda del país, podía quedar tres años allí y regresar con valor enriquecido.
  • El país del turismo interno creciente, de las reuniones de padres en los colegios donde surgían planes de mejora para la mismísima educación de los chicos
  • La que cumplía con cada palabra del Himno Nacional y no nos hacía decir una mentira, como lo hace hoy, cuando cantamos «Ved el trono a la noble igualdad»

 

Fueron capaces de utilizar la sangre de su gente para sostener, canallescamente, sus intereses personales, económicos y políticos. El país tuvo que perder una guerra para que los que se sentían sus dueños disminuyeran, temporalmente, su angurria de querer tener al resto de sus compatriotas como esclavos.

Igualmente, ellos mismos -o , en todo caso, sus familias- volvieron a los ejercicios de sometimiento a partir de 1989, aprovechándose del increíble disfraz de liberales que el peronismo eligió calzarse para cumplir su absurdo delirio gobernar -efímeramente- como en un imperio medieval abarrotados de riquezas. Dilapidaron el internacionalmente envidiable patrimonio que la República Argentina había ido construyendo durante dos siglos. Y ya no dejaron dejaron de hacerlo, hasta empobrecer a la Argentina a límites insospechados cuando el país también era una Nación.

Durante la Guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido en 1982, el número total de bajas de las fuerzas argentinas fue de aproximadamente 649. De ellos, 323 murieron en acción, 649 resultaron heridos y 11.313 fueron hechos prisioneros de guerra. La mayoría de las bajas argentinas ocurrieron durante las etapas finales del conflicto, cuando las fuerzas británicas lanzaron una serie de ataques contra las posiciones argentinas alrededor de Puerto Argentino. La pérdida de vidas y el alto número de víctimas tuvieron un impacto definitivamente divisor entre el público y el gobierno militar.

No sólo es claro que el conflicto fue un hecho traumático en la historia argentina, sino que se trató del último acto delirante que los militares argentinos hicieron en el poder, luego de 150 años de llevarlos a cabo con la impunidad más absoluta

El número total de bajas de las fuerzas británicas fue de 1.045. De ellos, 255 murieron en acción, 775 resultaron heridos y 15 figuraron como desaparecidos en acción y presuntamente muertos. La mayoría de las bajas ocurrieron durante la campaña terrestre para retomar las Islas Malvinas, que duró del 21 de mayo al 14 de junio de 1982. La pérdida de vidas y el alto número de bajas tuvieron un impacto significativo en el público británico y el gobierno, y el conflicto se recuerda como un acontecimiento fundamental en la historia británica moderna.

 


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Datos por Clara Martínez

 

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