De grandes sentencias.
La sociedad, atenta a los resultados en dos juicios que la conmovieron duramente, tendrá la oportunidad de profundizar con respecto de su propia mirada hacia la Justicia y qué es lo que de ella espera.
En cuanto a cuáles son los puntos que le exigiría, valdrá la pena que -alguna vez alguien de la TV tendría que ofrecerlo invitando a todas las partes interesadas- se iniciara un debate serio pero con posibilidades de ser entendido por quienes lo sigan, a sabiendas de que quienes pugnan por corregir, forzar o conservar los métodos judiciales que rigen y nos rigen a favor de intereses, lo harían de entrada.
Serán sentencias importantes. Altamente significativas.
Si bien los casos Báez Sosa y Lucio Dupuy son muy mediñaticos, nada externo debe influir en las decisiones de los jueces. Ambos crímenes están cargados de una inmensa tensión, alimentada por el repudio de todo un país, ante la fácilmente observable crueldad con que fueron cometidos.
Después de que se bajen los martillos, surgirán voces con propuestas de reformas a las distintas variantes de Código Penal que con los que se intenta hacer justicia en todos los distritos de la Argentina.
Todos deberán ser escuchados, atendidos y respetados.
Ojalá la propuesta de debate se haga presente en este año.