Barracas, con su antigüedad, es uno de los barrios de la Ciudad de Buenos Aires que adquiere la condición de emblema por varios motivos simultáneamente. Esa desembocadura del Río de las Matanzas, el legendario Riachuelo, que cae pesadamente y desacaudalado en el estuario del Río De La Plata, fue el motivo de miles y miles de expresiones artísticas, tanto sonoras como visuales.
Efectivamente, debe su nombre a los numerosos almacenes de cueros y productos agrícolas que se ubicaron en esta zona en la época colonial y republicana temprana. Con la llegada de los inmigrantes italianos en la década de 1880 y su establecimiento en este sector de la ciudad surge la comuna de La Boca, que adquiere mayor importancia cuando se construyen las instalaciones portuarias para la navegación interna sobre el Riachuelo, comunicándose con el estuario por medio del Canal Sur.
Hacia fines del siglo XX, Barracas perdió significado como distrito portuario y de depósitos y se convirtió en un área mixta, de nuevas
plantas tecnológicas, fabriles, de servicios y residencial.
Toda la zona presenta un paisaje original, propio, fuerte y de inmensa personalidad. No pasa inadvertido. Especialmente, en las cercanías del terraplén del Ferrocarril Roca, que cruza el barrio íntegramente, de Norte a Sur.
Hay libros que nos orientan sobre Barracas:
Álvarez de Celis, Fernando. El sur en la Ciudad de Buenos Aires: Caracterización económica territorial de los barrios de La Boca, Barracas, Nueva Pompeya, Villa Riachuelo Villa Soldati, Villa Lugano y Mataderos . Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano, 2003.
Puccia, Enrique Horacio. Barracas, su historia y sus tradiciones, 1536–1936 . Buenos Aires: Alto. Graf. de la Compañía General Fabril Financiera, 1968