Primera entrega de una serie de demostraciones -sin dar nombre propios, por ahora- acerca de la incapacidad que tienen los grandes medios de comunicación de la Ciudad de Buenos Aires en comprender cuándo una información proveniente de cualquier lugar de la Argentina, debe ser amplificada para que llegue a todos.
No es una novedad. No lo sería nunca, porque aunque quisiéramos alzar la voz golpeándonos el pecho y reconociéramos las miles de noticias que merecían tratamiento nacional en los medios con llegada inmediata a todo el país, surgidos desde las grandes corporaciones periodísticas instaladas en la ciudad de buenos aires, sabemos que se quedaron en diarios provinciales, con su correspondiente reproducción en radios y canales de televisión locales.
Si, son miles. Fueron miles. Y seguramente lo serán en el futuro.
Desde hace muchos años en el ámbito periodístico se repite y se repite la frase que asegura la existencia de una «agenda», generada, no sin chicana política y según sus detractores, en el diario Clarín, para -en la última etapa de la vida Argentina- pasar a decidir de que se hable del país en el resto de los medios de comunicación del grupo empresario del mismo diario. Podrá ocurrir eso con algunas temáticas de orden político. Pero cuando hablamos de medios de comunicación de alcance masivo, con alto poder de inmediatez, bien solventados publicitariamente y con un piso importante de audiencia que se les muestra confiada y les cree, hay que incluir entre los responsables de quienes deciden cuál es una noticia válida y cuál no frente al público, a los grupos Viacom (Telefé), Octubre (Canal 9), Pierri (Canal 26), Vila-Manzano (América), Perfil (Net), La Nación (LN+ y Radio Rivadavia) e Indalo (C5N-Radio 10).
Políticamente, todos estos grupos demuestran una gran variedad en sus tendencias ideológicas, que se trasmiten claramente en su pulseada para ganar público y la preferencia de los indecisos.
Pero hay algunos pecados que los une espantosa, clara y vergonzosamente:
– Creen que porque hacen correr a redactores, camarógrafos, cronistas, editores y guionistas para poner noticias en el aire, son buenos productores periodísticos.
– Creen que porque tienen un móvil en la calle para una transmisión en vivo, están haciendo auténtico «periodismo en vivo». Y sólo es una suposición.
En realidad son muy pocos los líderes de grupos de trabajo a nivel periodístico en los grandes medios con la sensibilidad suficiente para entender cuando una noticia merece si llegar a la mayoría del público. Es absolutamente ridículo que se evite pasar al aire decenas de informaciones importantes en los canales de televisión por el solo hecho de que hay que apelar «demasiado» a cronistas periodísticos de distintos puntos del país.
De federal, nada. Puro ego. Puro «o somos los mejores o no hay competencia». Se parecen a un funcionario de máximo rango en el país, quien, ayer, con un descaro nauseabundo, se manifestó como «el más federal de los porteños», cuando se le conocen, desde hace añares y antes de tener la función que ostenta, reuniones de bloqueo político a gobernadores en su departamento de Puerto Madero.
En la Argentina y a nivel periodístico, lo más federal y equilibrado que existe es la web ensamble 19. Fue gracias a este portal, que incluye las tapas de diarios de todo el país que podemos descubrir -al llegar a la portada del diario La Mañana, de Neuquén- la información acerca del chico de 7 años que le avisó a la policía que su Padre, cuchillo en mano, estaba a punto de matar a su Madre. La oportuna intervención del chico generó la rápida acción de la policía y se pudo evitar el crimen.
No considerar este hecho como una noticia de orden nacional con capacidad de abrir polémicas en pos del trabajo que se necesita en la Argentina para mejorar la seguridad, es ser un verdadero estúpido como periodista. No darse cuenta del valor que, como noticia policial, se impone por encima de las repetidas emisiones de delitos tomados de cámaras de seguridad, casi siempre en localidades del Gran Buenos Aires, significa quedar ubicado como el más pelotudo de los secretarios de redacción.
Gracias, Ensamble 19.