Demasiados mediocres jugando de 10. Ciertos periodismos descentrados entorpecen la capacidad de comprensión de los que necesitan ver con claridad el panorama.
Por el mundial, por la economía, por tomar partido en la pelea política y la consecuente posición que adoptan los comunicadores que apelan al sello (su sola firma no remonta vuelo) ante la situación judicial de algunos dirigentes, se observa un creciente fuego cruzado múltiple poc edificante, más bien sofocante, del que no nos sentimos ajenos.
En rincones de otros rings paralelos se puede divisar muy rápidamente a quienes calzan guantes por ganar algún protagonismo, mientras que resulta interesante cómo otros buscan, casi desesperadamente, salir del centro de la escena cuando tienen el negocio cerrado con la renta en el buche.
La similitud que existe entre los periodistas inclinados al facilismo seudoprogresista de la alianza del gobierno y los simpatizantes del facilismo seudoliberal de la alianza opositora, es que todos ellos, agrupaditos y ninguneando al resto, se sienten tan importantes y excluyentes que se asumen como únicos posibles factores de solución de los problemas que ellos mismo le causaron al país, mientras que quienes los observamos en todos sus detalles, tenemos en claro que ambos grupos están cooptando las mentes de los argentinos fanáticos, trogloditizados y amebizados.
Aquellos que no tienen ni la más mínima idea de qué es la macroeconomía, cómo se debe negociar con cada sector productivo sabiendo que todos tienen alguna razón y razones varias para establecer reclamos, desde qué perspectiva se gestiona una política de recuperación de PIB y con qué organismos internacionales hay que tratar para que nada ni nadie nos bloquee el acceso a las divisas en pos de exportar mejor, suelen elegir – para «informarse»- a quienes comparten la misma ignorancia pero los dejan contentos con consignas de alivio, casi siempre benefactoras de los líderes políticos con quienes ellos simpatizan.
Cerrando el capítulo de nuestras diferencias con los periodismos cuasimilitantes, remarcamos lo mucho que los detestamos, al verlos apelar tan recurrentemente a su invariable parcito de argumentos con los que, alguna vez, cautivaron audiencias y electorados: verdades que nunca nadie les discutió pero que tienen a mano para mezclar con las eternas falacias que les permiten seguir flotando en el mar del «Todo Pasa», donde navegan los barcos políticos ya seminaufragados.
La valentía de tomarse el trabajo de analizar dónde está lo observable, lo rescatable, lo señalable, lo denunciable y lo loable de cada agrupación política, de dirigentes actuales y anteriores, en un «quién es quién» y atacarlos o defenderlos -si fuera necesario- a todos al mismo tiempo y sin medir consecuencias, no es para cualquiera.
Quedará en claro que no es para los periodistas que en el S XXI que se visten de fajina y se divierten jugando a ser Botana o a ser Walsh , sin tener la claridad de discernimiento que exige el periodismo político para estampar con dignidad su firma en cada columna, sean aceptablemente pagas o no, en las que se dedican a hacer fuerza por sus jefes.
Lo hacen con espíritu miserable por sus compañeros, los destacados, los que comunican con dignidad sus miradas. Lo hacen en los grupos La Nación, Octubre, Clarín, América, Indalo, Somos Radio (Madres), Grupo América, Grupo Aldrey, ex Grupo Werthein, ex Grupo Olmos y unos -más o menos- veinte más.
Están mezclados. Lamentablemente.. Los analíticos y los tirabombas. Los que trabajan y los improvisados. Los organizados y los charlatanes. Los que entienden que cada día en tiempos de crisis requiere una observación específica para consultar a los que más saben y los que politiquean sin saber siquiera a quién darle la palabra cuando se hace imperioso aclarar las ideas.
Indultamos a sólo cuatro de este universo laberíntico de Faustos, sólo porque somos conscientes de que alguien tiene que hacer ese feo trabajo y los aludidos en la imagen son, al menos, los más divertidos para los públicos agrietados y están tan preparados como los que lo hacen con equilibrio.
Tampoco el periodismo de trazo fino es para los correveidiles de holdings, empresas y hasta PyMes de la comunicación que responden de manera directa y con alto nivel de acatamiento, disciplina y abnegación a los intereses del kirchnerismo, falso albertismo, neomassismo, macrismo-larretismo-bullrichismo, neomenemismo-cavallismo, izquierda burocrática y explosiones libertarias. Menos aún cuando se los ve, lee y escucha inclinados a los intereses de cámaras empresarias y de grupos agrarios pero también de organizaciones sociales piqueteras, de sindicalistas exclusivistas o de los especuladores que dominan el mercado de las finanzas.
En esos grupos está -casi- el país entero.
Pero hay ausencias dignas.
Buscanos, porque estamos entre ellas.
Queda abierto el generador de estadísticas, a través de los comentarios, para dejar una dupla de nombres de periodistas que consideres que con su mensaje alimentan la grieta.
Tiene que incluir dos nombres y de mirada política antagónica. De lo contrario, no valdrá la pena el esfuerzo de escribir, ya que el comentario no será aprobado por entender la redacción que el lector no está de acuerdo con el criterio planteado, quedando de alguno de los lados que desde aquí combatimos con ahinco.