El ritmo del embaldosado nuevo en los barrios genera una buena imagen urbana. A nadie e disgusta que se renueven las veredas. Punto para el GCBA. Lo que ocurre es que las cuadrillas no están realizando una buena selección de la simultaneidad de tramos de vereda, lo que genera demasiadas necesidades de bajar al asfalto y no siempre están las vallas que advierten al tránsito que deben tomar precaución por la reducción de calzada.
El otro punto que, en su oportunidad, también fue observado, es que los coordinadores del trabajo suelen seleccionar para su reparación algunas veredas que no necesitan tal arreglo o -por lo menos- no lo necesitan tanto. Como contrapartida, suele ocurrir que se deja sin reparar un tramo que realmente le complica a los transeúntes su caminar por las baldosas rotas u otras necesidades de atención.
Si bien el el efecto final suele dar un saldo positivo, con la mirada de todos podremos alcanzar mejores niveles en los resultados de los trabajos urbanos.