No es que haya regresado la libreta del almacenero, del paradero o del carnicero.
Las posibilidades de comprar productos al fiado se diluyeron en las grandes ciudades de la Argentina en los años setentas, en las ciudades menores en los años 80 y a los pequeños pueblos en los últimos 30 años. La falta de confianza generada por los gobernantes argentinos sellada por su propia nula confiabilidad, provocó también grandes manchones de pérdida de confianza entre los propios ciudadanos.
Lo novedoso que hoy planteamos -y es una curiosidad a tomar en cuenta desde el punto de vista ético, también- , es que ante el uso de aplicaciones digitales para realizar pagos con conexión a internet, es que existen comercios que permiten a los clientes cuando sus celulares no están conectados, que realizan el pago llegar a su casa y enviarlos comprobantes por Whatsapp. No lo están haciendo todos. La desconfianza reina por sobre las reminiscencias de los amantes de la familia Ingalls, aunque hay algunos buenos indicios.