La Sluzhba Vnéshney Razvedki y la Federálnaya Sluzhba Bezopásnosti Rossíyskoi Federátsii (Федеральная служба безопасности Российской Федерации) son las dos organizaciones rusas dedicadas a comunicar cualquier cosa que se le ocurra al Kremlin. Tienen el control total de los medios de comunicación (incluido RT, que se ve en la Argentina) y de la telefonía. Si hay que salir a decir una estupidez, el FSB, como se conoce universalmente -en inglés- al Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia, cumple en difundirla con pompa.
El cínico rumor lanzado por los servicios de inteligencia rusos acerca del cáncer de tiroides de Vladimir Putin, no parecería estar causando el efecto que buscaban.
Diluir la megaatención que el mundo le dispensa a la criminal forma de decirles a los ucranianos que nos les gusta que coqueteen con la OTAN, es la gran necesidad de Moscú, hoy. Encima, Ucrania está atacando a Rusia con bombardeos, como nadie se lo esperaba. Putin llevó el conflicto hasta el peor de los escenarios y ahora no puede salir del atolladero sin apelar: o a la vergüenza de ir para atrás o escalar la locura que, a más paso del tiempo, más se evidencia como sólo propia de él.
Por otro lado, las hijas de Putin no podrán nunca más en sus vidas estar tranquilas. Prácticamente, no cabe ninguna duda de que, tarde o temprano, en caso de que se expongan un mínimo, morirán ajusticiadas a manos de cualquiera de las decenas de grupos en el mundo, que -hoy por hoy- se disputan la posición de tiro más cómoda para ejecutar tal acción. La mayoría de ellos son -obviamente- ucranianos. Sólo será cuestión de esperar, termine como termine y cuando sea, la actual guerra.
En cuanto al asesino del año, es diferente. Si se tratara de que esa enfermedad de la que por estas horas los medios rusos salen a cacarear frente al mundo fuera auténticamente letal, quedará para la historia que este sucio pichón de zar fue tan cobarde que se lanzó a masacrar a sus vecinos a sabiendas de que no iba a vivir para tener que soportar las pesadas consecuencias que ya tendría que estar enfrentando.
Pero la opción más lógica es que el bluff de la «reentrée» del tumor de Putin apunte a las discusiones en los medios del mundo, los foros y las redes sociales, donde -obviamennte- ya hay todo tipo de comentarios y memes que expresan el deseo de un rápido deceso del insensible ex KGB.
La verdad acerca de esta cuestión es que Putin tiene ese cáncer hace meses y está controlado -obvísimamente- por especialistas. A juzgar por lo que se observa en la mayoría de las publicaciones aparecidas en las últimas 24 horas, podría decirse que el mundo consideraría injusto que a este criminal lo guarden en un mausoleo, sin antes caminar con los tobillos encadenados por las calles de la desolación que generó en Jarkov, Suny, Mariúpol, Jerson, Malin, Odesa, en la propia Kiev y en tantos pueblos de Ucrania.
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