En la Primera Fundación de Buenos Aires, los marinos españoles llegaron agradecidos al Río de la Plata por las bendiciones de la «Santa María de los Buenos Aires», la «Santa Virgen María de los Buenos Vientos» de quien se decía que les había dado la buenos vientos para llegar a la costa en algún punto no definido de lo que hoy es la ciudad de Buenos Aires.
Pedro de Mendoza llamó a la ciudad «Santa María de los Buenos Vientos», nombre sugerido por el capellán de la expedición mendocina -devoto de la Virgen de Buen Ayre- en honor a la Virgen de Bonaria de Cerdeña, aún hoy la patrona de la isla del Mediterráneo.
El asentamiento de Mendoza pronto fue atacado por indígenas y fue abandonado en 1541. Resultó ser un Fuerte no tan fuerte
Durante muchos años se atribuyó el nombre a un tal Sancho del Campo, de quien se dice que, al llegar, exclamó: ¡Qué hermosos son los vientos de esta tierra! Pero en 1882, después de realizar una extensa investigación en los archivos españoles, Eduardo Madero finalmente concluyó que el nombre estaba estrechamente relacionado con la devoción de los marineros a Nuestra Señora de Buen Ayre.
Pedro de Mendoza establece los básico para armar un fuerte el 2 de febrero de 1536 con el nombre de Ciudad del Espíritu Santo y Puerto Santa María del Buen Ayre.
Hay una teoría que se inclina por considerar que este primer poblado se levantó levemente al sur del centro actual, el área era precisamente la que ocupa el actual parque Lezama, ubicado en la parte sur del barrio de San Telmo. Pero aún se discute.
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