Terminaron las campañas. La mayoría fueron buenas y respetuosas. Pero hubo una minoría.
Hacer tonterías, payasadas y apelar a todo tipo de estrategias de mal gusto para captar votos tiene una consecuencia doble y en cadena. La primera es -digamos- «sólo» institucional: faltarle el respeto a la Democracia. La segunda podría resultar, entre varias factibles, alguna venganza del elector cuando algo o alguien lo avive de que lo engañaron y se burlaron de él. Desde ya, otros malos efectos perderían sentido, si el que acabamos de describir adquiriera características extremas.
URUGUAY
BRASIL
PARAGUAY
CHILE
COLOMBIA
PERU
BOLIVIA