Restricciones conocidas, aunque no tan repetidas. Presidente enojado por la palabra de algún político opositor y algún que otro periodista opositor. A Alberto Fernández no le vendría mal saber que él tiene mucha más libertad de acción que la que puede ostentar el grupo de medios de Ensamble 19, no sólo porque su estructura económica ya viene afectada, sino por que los enemigos de los medios del grupo trabajan día y noche para generar un daño que supera por lejos el que podría sufrir este gobierno si la oposición intentara afectarlos. Lo mismo ocurría cuando gobernaban los que hoy se presentan como la principal fuerza de oposición. Bla bla.
El negocio de la división les vale el poder en eterna interacción. Mutuamente, el kirchnerismo y el macrismo de acusan para establecer una cortina de humo que tape la verdadera intención de la casta política intercambiable de no permitirle a la sociedad pensar en los cambios que verdaderamente podrían solucionar alguna cosas y dejarían enterradas para siempre las pretensiones de estos dos grupos de lacras apestosas que gobierna la Argentina desde que echaron a Raúl Alfonsín con un Golpe de Estado disfrazado de regreso al poder popular. Algunos dirigentes de esa época están vivos y otros no descansan en paz. Mucha gente se cree que porque pertenecieron a gobiernos que votó la sociedad, fueron democráticos. Dependiendo de qué tipo de comentario genere esta nota, daremos nombres y apellidos con roles precisos en la rosca política, empresaria, sindical y militar de estos canallas, varios de ellos dedicados a chapear con los Derechos Humanos.
La falsedad del peronismo sin Perón es burlesca y traicionera. Tras la muerte de Perón, jamás un solo peronista logró hacer peronismo desde un gobierno. Ni desde el nacional ni desde los provinciales.. Es una superestructura dedicada a mentir, mentir y mentir, refritando de manera pemanente fórmulas previamente aplicadas para convencer al electorado de volver a ponerles el voto, ya no con promesas sino con el humo de la mismísima épica y el gritoneo, que dispara a medias cierta catarsis colectiva y que abre la voluntad de renovación con un «vamos presidente!» (o presidenta) «vamos contra ellos». Nunca se sabe bien quiénes son «ellos», pero no importa, «se supone que algún enemigo tendrá que haber», les remarcó un puntero a un grupo de manifestantes en plena Av. 9 de Julio cuando iban hacia el centro en uno de tantos apoyos a vaya saber qué medida que alguna vez los beneficiaría.
Quévacé. Mientras tanto, hay que bancarse una nueva forma de cuarentena porque el Covid se puso jodido con tanto pelotudo salidor y descuidado.
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