Ya sabemos que son siempre los mismos. Ya sabemos que se comen el hígado porque los votemos. Ya sabemos que nos van a hablar como si a partir de ahora, con el esfuerzo de todos, mancomunadamente, sin especulaciones, juntos, siempre unidos, vamos a poder salir adelante, ir por el país que soñaron nuestros padres y abuelos y el que le queremos dejar a nuestros hijos y nietos.
Habiendo existido una confesión tan inconmensurablemente condenatoria como la de Carlos Menem, cuando -hasta sonriendo- dijo que si decía lo que iba a hacer, nadie lo iba a votar, debería establecerse un Código Publico de Control de Promesas de Campaña.
Aamaríamos ponernos de acuerdo, todos y de una vez por todas, en establecer penas para quienes. por obra y gracia de sus maniobras políticas, perjudiquen económica y socialmente a grandes bloques de la sociedad, incluso de por vida, haciéndolos reducir en su nivel de vida, sin causa justa y -menos aún- duradera.
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