Castrilli no fue con vueltas en su tuit: Javier Castrilli @castrillijavier· 16h «Martínez debió ser amonestado x conducta antideportiva antes del penal ejecutado por Mina y expulsado al festejar realizando gestos c/ambos brazos extendidos y simultáneamente llevarlos arriba y hacia abajo en forma reiterada con una inequívoca lectura: haberse ‘copulado’ a Mina».
Y qué pretendíamos? Hacernos los boludos en nombre de la fiestita que disparó Emiliano Martínez atajando tres penales y dartle el pase a Argentina a la final de la Copa América? Sí, atajó tres penales, pero no le interesó que la felicidad que emanaba de su acción deportiva, fuera para todos. Nos dejó afuera a varios.
Los que queremos mejorar como sociedad, no estamos de acuerdo con que si los líderes, los influyentes, los que guían y los que los chicos admiran, mezclan la condición de su popularidad con acciones personales que se contraponen con su faceta destacable, pase como si nada hubiera sucedido porque estamos contentos con el resultado que esperamos de él.
Aparte, en ese caso, lo estamos usando al supuesto «héroe».
En el partido de semifinal, el arquerazo mezcló, innecesariamente, el éxito obtenido por sus dotes deportivas -y con la obvia cuota de suerte que siempre acompaña a los arqueros cuando ganan una serie de penales- con una actitud execrable de amedrentamiento al rival.
¿Y si en la final no ataja tan bien?
¿Qué vamos a hacer? ¿qué haríamos?
¿Ahí sí lo vamos a condenar? ¿Lo vamos a castigar con retroactividad? Sería batir todos los récords de hipocresía
¿Que si somos capaces?
Los argentinos somos capaces de eso y de muchas miserias más.
Pero, por ahora, se lo dejamos pasar. Total, estamos en la buena con él y a lo mejor, quién te dice, damos la vuelta en el Maracaná. Y ahí si: medio país haciendo los gestos groseros del Dibu, convertidos quizás en paso de baile para barrabravas y -por qué no- para el programa de Tinelli.