Durante largo tiempo que aún resuena y pide bis, en la Argentina se ponía atención a la celebración anual del 4 de julio en la Embajada de los Estados Unidos.
Se trataba de una cita que influía en los ámbitos político, económico, empresarial, gremial, artístico y comunicacional del país.
No es demasiado agradable ir encontrando pruebas de cuánta estupidez tilinga fue rodeando e invadiendo el quehacer nacional. A ver: nadie está en contra de que se hagan negocios con los Estados Unidos, ni que se admiren las estructuras de los Estados Unidos en todísimos sus nivele (aunque en varios hagan agua). El punto criticable radica en que la tilinguería, en realidad, jamás dio buenos resultados para la Argentina. Sólo para los protagonistas (The tilingers).
Lo expresado y la idea de revisar año a año las listas de presentes en las fiestas del 4 de julio en el Palacio Bosch, para saber quiénes son los máximos sospechosos del 50% de pobreza imperante en la República Argentina, son muy cercanos.
URUGUAY
CHILE
COLOMBIA
Bogotá
Barranquilla
Cali
Cartagena
Medellín