Periodismo: El compromiso

Para un sector de la actividad ya no es ser objetivos e informar con ecuanimidad porque a buena parte de la sociedad le encanta que le entreguen el mensaje que está esperando. Las divisiones por cuestiones ideológicas no son bien manejadas por la sociedad en la Argentina. Es curioso, porque la fenomenal descripción realizada por Pepe Mujica sobre la enfermedad de odio que reina en este país, no es asumida por los odiadores. Es más se atribuyen siempre la parte de víctima, endilgándole el odio al adversario.

Hay gente en la República Argentina trabajando en función de apurar un conflicto de mayores características. Son dirigentes. Se encuentran de «ambos lados» de la gran división ideológica que se impone en el país. Los hay de variados colores políticos. El inconveniente radica en que son populares, es decir, hay más que mucha gente que se presenta muy atenta a escuchar su palabra en medios de comunicación y redes sociales.

En el Día del Periodista, dejamos aclarado lo que dentro de unos años no querremos que vengan a señalarnos como los que se quedaron callados. Incluso lo aclaramos porque tenemos suficientes años como para recordar quiénes fueron los que en la dictadura de Videla mandaron a la sociedad mensajes lo suficientemente tibios como para que la gente que los seguía en diarios, revistas, televisión y radio sintiera que las cosas no eran tan terribles como lo vociferaban algunos. Buena parte de esos periodista están muertos. Incluso recordamos a los que advirtieron sutilmente las cosas, dadas la noticias que recibían de amigos que tenían que emigrar antes de que vinieran a tirarles la puerta abajo.

Jamás dimos nombres de protagonistas de canalladas contadas por terceros. Sólo lo hicimos cuando los afectados fuimos nosotros mismos. Y lo volveremos a hacer, de ser necesario. El hecho de que buena parte de los hijos de puta que ensuciaron la profesión de Mariano Moreno ya no están. Alguno, incluso, murió mientras lo acusábamos a los gritos de haber dejado injustamente a colegas fuera de medios de comunicación por su solo capricho de de encumbrado en un poder interno.

Los nombres de estos asquerosos suelen aparecer en este medio. Pero no lo haremos un 7 de junio.

Dentro del periodismo argentino, las divisiones ideológicas entre los profesionales jamás fueron tan graves como las observadas entre quienes ejercen la profesión a cambio de un sueldo y cetezas laborales y aquellos que desde hace muchos años ya han debido asumir la condición de free lance permanente sobre todo en cuanto a tener que sostener sus espacios en radio o TV, sus pequeños medios o facturar su trabajo.

Buena parte del actual periodismo enseñado en academias, incluso en universidades, no tiene una mirada completa de la vida acrula. Y no estamos haciendo referencia al conocimiento de la tecnología, las cuestiones digitales o las redes. Se trata de cómo reacciona a tomozada sociedad frente a un mensaje periodístico que está intelectualmente bien plateado pero que no llegará a destino, es decir, será recepcionado por una parte de la población completamente ajena a la comprensión de lo que se le plantea desde los medios, por lo que -sin mediar discusión ni análisis- se bajará el nivel de lenguaje y sustancia de lo que se informa, arriesgando a una casi segura desviación hacia la desinformación, que tampoco será reclamada por esos destinatarios.

Un saludo respetuoso a los periodistas que ejercen la profesión sin especulaciones jerárquicas, ideológicas ni económicas.

Periodismo: El compromiso