La noticia.
En el “Foro Intercambios”, un ámbito integrado por jóvenes profesionales, empresarios, emprendedores y ONGs cordobesas, el ex Ministro del Interior, Florencio Randazzo, aseguró que “en la Argentina la mayoría de la dirigencia sindical es parte del problema y las organizaciones sociales también pasaron a ser parte del problema”.
En esa línea, Randazzo agregó que “hay que discutir una ley laboral nueva, moderna, no para que quien ya tiene trabajo y derechos adquirido, sino para el otro 51% que está afuera”. En tanto, remarcó que es necesario “generar incentivos para que el empleador pueda regularizar a quien trabaja en la informalidad y que formalizar un trabajador no sea un problema”.
En su exposición, el dirigente peronista también señaló que “hay que animarse a hacer cosas diferentes a las que se vienen haciendo, porque si no el resultado será el mismo. Esta discusión parece prohibida en la Argentina. Pero está demostrado que seguir poniendo dinero en planes sociales aumenta más la pobreza. Por eso tenemos que transformar esos planes en trabajo genuino, que es lo que le da dignidad a la gente”.
Tras la difusión de los dichos de Randazzo, desde la CGT repudiaron los argumentos “de un compañero que hace mucho tiempo perdió el rumbo”. “Mientras las desigualdades se profundizan en nuestro país y en todo el continente, la injusticia social se expresa del modo más violento y la pobreza alcanza niveles históricos. Pretender debilitar aún más a las organizaciones sindicales y sociales es de una irresponsabilidad intolerable”, sostuvo la central obrera.
En esa línea, la CGT agregó que “la reconstrucción del tejido social se hace con organizaciones sindicales y sociales más fuertes para defender los intereses de los trabajadores ocupados y desocupados. Los sindicatos fuimos constructores de aquella clase media con movilidad social ascendente que fue ejemplo en América, dotando de derechos reales a todos los trabajadores”.
“Abogar por menos derechos para los trabajadores es no haber comprendido nunca al Peronismo”, concluyó el comunicado.
De todas formas, fuentes allegadas a Randazzo aseguraron a Infobae que, en primer lugar, el dirigente peronista ratifica sus dichos, al tiempo que aclararon que el ex Ministro específicamente sostuvo que para que el país se desarrolle se deben garantizar los derechos adquiridos de aquellos que tienen trabajo en relación de dependencia y que son representados por los distintos sindicatos.
Randazzo en ningún momento planteó que los trabajadores que están en blanco deban perder derechos o flexibilizar sus convenios. Lo que sí afirmó es que el empresariado necesita incentivos para generar nuevos empleos y llamó a realizar una reforma laboral moderna en ese sentido, similar a lo que ocurrió con el sindicato de los petroleros en Neuquén durante el Gobierno de Mauricio Macri.
En tanto, las mismas fuentes ratificaron que Randazzo mantiene su convicción de que el gran desafío de la Argentina es crear empleos en vez de multiplicar el asistencialismo con planes.
El comunicado de la CGT
La Confederación General del Trabajo de la República Argentina repudia las irresponsables declaraciones de un compañero que hace mucho tiempo perdió el rumbo.
Mientras las desigualdades se profundizan en nuestro país y en todo el continente, la injusticia social se expresa del modo más violento y la pobreza alcanza niveles históricos, pretender debilitar aún más a las organizaciones sindicales y sociales es de una irresponsabilidad intolerable.
El desafío de poner a la Argentina de pie es para dirigentes comprometidos con los más necesitados y no para librepensadores de conferencias virtuales.
La reconstrucción del tejido social se hace con organizaciones sindicales y sociales más fuertes para defender los intereses de los trabajadores ocupados y desocupados.
Los sindicatos fuimos constructores de aquella clase media con movilidad social ascendente que fue ejemplo en América, dotando de derechos reales a todos los trabajadores.
Hemos soportado estoicamente los ataques de la dictadura y los embates del neoliberalismo, desplegamos durante toda la pandemia nuestras redes de solidaridad para garantizarles a los trabajadores en el peor momento; atención social, sanitaria y laboral.
Las reformas laborales que pregona Randazzo, sólo abonan la fortaleza de los sectores más radicales del pensamiento liberal.
Abogar por menos derechos para los trabajadores es no haber comprendido nunca al Peronismo.
Lo que no es noticia
Atacar al veraz no cambia la verdad
por Marcelo Zanotti
Para los tontos de siempre, que hacen bromas para intentar tapas su ignorancia, usamos «veraz» en su acepción absoluta, refiriéndonos a la «persona que porta y transmite la verdad». No aludimos a ninguna empresa de información financiera.
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El sindicalismo argentino siempre está apelando a pergaminos que muestran sus logros. Y eso no es ni suficiente ni sincero. Es real y es verdad que hubo dirigentes que se la jugaron en tiempos negros, de puro enfrentamiento sin medias tintas y existe una luctuosa lista de héroes del movimiento obrero en la Argentina. Empecemos por aquí, ya que el comunicado se jacta de la acción de los sindicatos frente a la dictadura.
Cuando los militares y sus adláteres civiles del fascismo argentino estaban ensoberbecidos atravesando su estado de máximo poder, tanto político como de acción, quienes alzaron su voz en contra o se les rebelaron por alguna vía, obtuvieron como mejor resultado posible que les entregara su cadáver a la familia. Cayeron intelectuales, profesionales, deportistas, militantes, guerrilleros, docentes, médicos, empresarios y también sindicalistas.
Pero no todos los tiempos fueron iguales ni todos los dirigentes de los gremios fueron tan abnegado en la actitud excluiyente de defender a los trabajadores. Jamás hay que olvidar que la Argentina es uno de los países del mundo en los que los sindicatos tienen más participación en la política. Más aún, cuando en el PJ existe una regla organizacional básica que le da al movimiento obrero el derecho natural de conformar las estructuras partidarias con miembros propios y un cupo del 33% de los integrantes de las listas electorales (el famoso trípode 33% político, 33& femenino y 33% sindical). Eso solo ya le da a los ungidos por sus bases una serie de derechos que no se encuentran todos los días en otros ámbitos.
No estaría tan mal la participación en política «por decreto» si no se tratase de que se le suma mecánica de renovación eterna en los controles de cada sindicato, a pesar de que cada vez que llega la hora de elegir nuevas autoridades, el recambio nunca llega. Una combinación explosiva que los transforma en eternos.
A partir de esa eternidad… ¿cómo aceptar críticas? ¿cómo no intentar repeler un deschave?
Lo que dijo Randazzo es tan obvio que lo avala hasta un chico de 1er año del secundario que entienda de temas cívicos y de realidad social. Sí, son parte del problema. Obvio que lo son. Claro que muchos otros lo son pero ellos también. El problema es que jamás, pero jamás de los jamases, esta gente se banca críticas. Se creen que inventaron la lucha. Esa es la frase que alguna vez Armando Cavalieri le dijo a un periodista en televisión cuando le planteó que la renovación de autoridades sindicales no existían y que el poder de os gremios perdía total transparencia. Como el periodista era muy joven, Armandito se le fue encima diciéndole que él (el periodista) no sabía nada de lo que signifió «la lucha». Y -al igual que muchos otros- se llenó la boca con la palabra lucha – espcialmente contra el liberalismo- tanto que la vació de contenido, ya que pocos años después de esa esgrima, «Cava» era uno de los que valaba formal y sonrientemente la política neoliberal del gobierno peronista 1989-1999.
Raúl Alfonsín reveló el pacto militar-sindical en 1983, establecido para dar todo el apoyo del aparato estatal del último año de gobierno de la dictadura al candidato de la CGT (Italo Luder), a cambio de un «no innovar» en los temas de Derechos Humanos, sin el peronismo ganaba las elecciones. Pero gano Alfonsín y mandó a los comandantes de las Juntas Militares 76-83 a juicio.
El mismo Alfonsín tuvo un intento de democratizar los sindicatos, con una ley que no salió por el voto de desempate de un Senador neuquino, hermano del gobernador Sapag, de Neuquén. Sumándonos al análisis de Randazzo, los Sapag son parte de los problemas de la Argentina.