El tironeo por las clases está haciendo pasar papelones a muchas personas de un lado y del otro de la grieta menor de la Argentina.
Con tal de divertirse con la pelea eterna de «la derecha» vs «el populismo», muchos argentinos que no están de acuerdo con que se interrumpan las clases, demuestran una posición contraria a sus convicciones educativas con tal de posicionarse con sus amigos del gobierno nacional. En tanto, otra parva de argentos incoherentes, simpatizantes de Juntos por el Cambio, se están plantando en la posición del deseo de la vuelta a clases a cualquier precio, cuando, en realidad, le tienen un temor inmenso al virus y consideran que se podría cerra todo durante un tiempito y hasta han tenido muertos por Covid en su familia, pero quieren estar del lado político que les simpatizan.
Lo que aquí se está contando es cierto de toda certeza. Estamos asistiendo al «autoconvencimiento insatisfactorio por evitar alejarse del pensamiento de sus líderes políticos, quienes, de ninguna manera actúan por una convicción pro sanitaria ni pro educativa.
Más que nunca, desde este mirador, declaramos que las banderías mayoritarias de la división ideológica que ostenta la Argentina, está conformada por partidarios que no cumplen ni mínimamente con las premisas básicas que reflejen las convicciones que se deben exhibir para mostrarse militantes serios, adscriptos a fundamentos y no seducidos por la simpatía o la identidad social. Bueh, evidentemente, ya es mucho pedir para estas gentes. Quévacé.
Aclaración porque el público siempre se renueva: la llamada «grieta» en nuestro país, es una división muy menor de la que existe entre los integrantes de estas dos bandas politiqueras (macrismo/espertismo y kirchnerismo/peronismo juntos) y los argentinos que piensan, en su mayoría gente dialoguista y no especuladora. Muy Pocos, por ahora.