Existe una cuadra en la que es muy habitual la reducción de calzada, debido a la recurrente posición de protesta adoptada por grupos que reclaman frente a un organismo sobre el que recaen ciertas responsabilidades en la regulación de los vínculos de trabajo. El servicio de conciliación laboral obligatoria (SECLO), como muchos porteños saben, funciona en uno de los tradicionales edificios de la Av. Callao, esq. Bartolomé Mitre. Es sabido que en ese lugar habitualmente se producen manifestaciones de trabajadores con ímpetu de hacer oír su voz, casi siempre en señal de protesta por despidos de compañeros.
La situación se repite indefectiblemente en cualquier oportunidad y sea cual fuere el grupo que se acerca a realizar el reclamo: los manifestantes –que se encuentran allí esperando alguna resolución que provenga de alguna de las salas conciliatorias– se ubican sobre los carriles izquierdos de la Av. Callao (ocupan unos 3 carriles) reduciendo la calzada para la circulación de los vehículos a los dos carriles de la derecha de la Av. apenas se cruza la calle Bartolomé Mitre. Si esto es tan conocido, tan repetido, tan habitual y los ciudadanos pueden hasta prever lo que puede generarse con el tránsito cualquiera de esos días de manifestaciones, ya se cae de madura la necesidad de poner orden policial en esa esquina. Esta podría ser la primera de las acciones definitivas que en conjunto o deberían realizar las policías federal y metropolitana. Es la oportunidad perfecta.
El SECLO es un organismo del ministerio de trabajo de la nación, los manifestantes aparecen bastante seguido y el tránsito en la Av. Callao, como en toda la ciudad, debe estará a cargo ahora de la policía metropolitana. Se han hecho necesarias ambas presencias debido a que algunas de las manifestaciones de trabajadores en esa esquina no son solamente hacer ruido golpeando bombos y agitando banderas sino que en algunas oportunidades, personas que reclamaban frente al edificio del SECLO caminaron hacia la cuadra siguiente por la Av. Callao y reclamaron no sin violencia y acerca del mismo problema que los depositaba frente a la dependencia del ministerio de trabajo, frente a la casa de la Provincia de Buenos Aires. En tal oportunidad se hizo clara la necesidad de la presencia de la policía federal para controlar los movimientos que realizaron esas personas, más allá de cualquier desorden de tránsito que pudiesen generar y que sí podía ser controlado por la metropolitana.
Del mismo modo como alguna vez un cartel amarillo en los para antes de los semáforos agregaba un nuevo semáforo en la esquina de diagonal Sud y piedras que indicaba si en ese momento o había uno manifestaciones en la plaza de mayo, se hará necesario este organigrama de trabajo policial a la hora de controlar la acción de cualquier grupo de personas que complique la libre circulación frente al SECLO, a una cuadra del Congreso.